Educación jaloneada

Educación jaloneada

El Faro 

En estas discusiones afloran las divergencias y oposiciones en que nos ocupamos en el mundo, concretamente en México, desde hace ya demasiado tiempo

En estas semanas se están conformando, en los múltiples foros mediáticos, discusiones acerca de la “viniente” reforma educativa y de la publicación hodierna de los libros de texto correspondientes a la reforma mencionada. En estos foros y en estas discusiones afloran las divergencias y oposiciones en que nos ocupamos en el mundo, concretamente en México, desde hace ya demasiado tiempo.

Varios ejes podría descubrir en esta tensión dialéctica, y no solo dialéctica, pues lo que se confronta en palabras suele terminar en confrontación entre las personas.

Público-privado. Se habla de la educación pública designando esencialmente a las escuelas públicas. Las privadas prácticamente no se mencionan o, si se hace, es frecuente que sea para reconocer en ellas protagonismos de competencias y orientación a la producción. Las escuelas públicas son la opción de futuro y las privadas son la representación de las élites económicas, cuando menos.

Izquierda-derecha. Cada gobierno que llega sabe que controlar los procesos educativos le confieren posibilidades de asemejar a los demás a su propia ideología. Es por eso, que el ritmo de reformas educativas suele ser en muchos países aceleradas y, en algunos casos, contrarias. Esto implica falta de continuidad y de construcción consistente de futuro.

Producción-capacidad crítica. El modelo neoliberal se fundamentaría en la competitividad sin paliativos orientada sin límites hacia la producción a cualquier costo. El modelo de la nueva escuela mexicana gira hacia la integración de la comunidad de manera crítica buscando evitar la formación del ciudadano como un reproductor de consignas o conocimientos estandarizados evaluados mediante un examen único.

Individuo-comunidad. El modelo de la política anterior se centraba en el individuo y en sus méritos. Esto implicaba que los que partían de una base superior tenían más opciones de ser exitosos que los que no tenían ese punto de salida. El modelo actual de la cosmovisión del individuo es la sociedad y por eso se busca que los procesos educativos impacten en la transformación de la propia comunidad.

Maestro bueno-maestro malo. Un pilar fundamental del proyecto educativo mexicano es el papel del maestro. Concederle la libertad imprescindible para que desde su contexto muy particular sea capaz de trasportarlo a un proyecto que de manera transversal ate los polos complejos de la realidad. Por otro lado, en el otro lado del espejo, el maestro es quien ha comprado su plaza, es acarreado por sus líderes sindicales que se venden al mejor postor y son parte fundamental del problema y no de la solución.

La educación es un campo en que se genera la política en su mejor y en su peor sentido, en la conformación del mejor ciudadano posible o en el adherido a una ideología interesada. También es el lugar en que se pueden unir y equilibrar los ejes mencionados más arriba y otros muchos más que podrían mencionarse: inclusión-exclusión, igualdad-exclusividad, violencia-pacifismo… Como en otras muchas ocasiones hemos mencionado en esta columna, si nos instalamos en las polarizaciones corremos el peligro de no modificar nada. La oportunidad está en la integración, en no asentarse en los extremos ridiculizando al del otro lado que se convierte en mi enemigo. A través del modelo enemigo-amigo es más posible que alcance la guerra y el encono que la mejora de la realidad para bien de todos.

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