Gobiernos progresistas de Latinoamérica  cuestionados por manifestantes

NÚMEROS CLAROS

El presidente de Ecuador, Rafael Correa, denunciaba la semana pasada que detrás de las manifestaciones en su contra estaba la Agencia Central de Inteligencia de los Estados Unidos (CIA). En los último meses se han incrementado las protestas en contra de los gobiernos progresistas de América Latina; países como Argentina, Ecuador, Brasil, Bolivia, han estado en la mira de los manifestantes, que con diferentes argumentos y demandas han tomado las calles para hacerse escuchar.

 

 

Aunque uno pensaría que por el carácter de los gobiernos y sus políticas a favor de los pobres, de los obreros, de los campesinos y de las comunidades indígenas, marginadas eternamente, estos sectores deberían ser el sostén principal de los gobiernos, esto no ha sido el caso. Las protestas no sólo se han centrado en Venezuela, donde es evidente que la oposición quiere, a como de lugar, la cabeza del presidente Nicolás Maduro, sino en diversos países de América del Sur.

 

De este modo, en Ecuador, en las protestas del jueves en Ecuador, el Frente Unitario de Trabajadores (FUT) y la Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaie), es decir,los sindicatos y los indígenas estuvieron en el centro de las manifestaciones, expresando su rechazo a las políticas emprendidas por el presidente Correa; protestasque no sólo se hicieron sentir en la capital, Quito, sino en otras ciudades como Cuenca, Guayaquil, Machala, Portoviejo, Latacunga, Santo Domingo de los Tsáchilas, Loja y Tulcán, entre otras, de acuerdo a los reportes periodísticos.

 

Pero Ecuador no es el único país, en Bolivia, donde después de años de gobiernos de la minoría blanca y mestiza, tienen un gobierno encabezado por un descendiente de los pueblos originarios de nuestra América, como llamara el prócer cubano José Martí a nuestro continente, también se han hecho sentir las manifestaciones de mineros, de amas de casa, de los vecinos de barrios, los ancianos, los indígenas, los obreros y hasta los estudiantes, se manifiestan para pedir el apoyo del gobierno para que reduzca los precios de los productos básicos, para que aumente las jubilaciones, para que incremente el número de obras de infraestructura, para que aumente los salarios, entre tantas otras demandas,

 

Pero esa manifestaciones no son tan graves como las que siguen sintiéndose en Brasil desde antes del Mundial pasado. Alrededor de un millón y medio de personas, sólo un millón en Sao Paulo, se manifestaron el domingo pasado en Brasil contra la presidenta Dilma Rousseff, exigiendo que se abra un juicio político en su contra por los problemas de corrupción. Apenas electa para un segundo mandato el fin de año pasado, ahora corean su destitución,  acusándola de la corrupción dentro de la estatal Petrobras

 

Con estas manifestaciones de descontento de parte de la población y la crisis económica que vive Brasil, la ex guerrillera y luchadora social, Dilma Rousseff, ahora parece estar frente a la pared y un pelotón de fusilamiento, sin que ella tenga la culpa de toda la corrupción que se ha enquistado durante años en las instituciones del Estado y su proliferación. La séptima economía más grande del mundo, con una inflación de 7.7%, en promedio anual, un déficit público en aumento y una moneda nacional, el real , que sigue depreciándose, en más de un 30% en 12 meses,respecto al dólar, parece estar a un paso del colapso total a un escaso año de la realización de los Juegos Olímpicos en ese país.

 

Todos los ojos están puestos ahora en Brasil, y seguirán estando conforme se acerque la realización de las olimpiadas ahí. Al margen de que la CIA esté o no esté infiltrada en los movimientos de desestabilización de los gobiernos progresistas, lo reprochable a ellos es no poner en marcha medidas de política económica populares a favor de la mayoría de las masas populares y, en segundo lugar, que sus aparatos de inteligencia y sus fuerzas armadas sean incapaces de detectar y neutralizar a quienes están atentando en contra de la estabilidad de sus países. Sí los Estados Unidos son capaces de definir quién o quién no pone en riesgo la seguridad nacional, como lo ha hecho en el caso de Venezuela, y tomar medidas para luchar contra el terrorismo, ¿Por qué los países de Latinoamérica no pueden hacer lo necesario al respecto?

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