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FAMILIA POLÍTICA
“A río revuelto, ganancia de pescadores”
Refrán popular
La figura de Arturo Hernández Máximo, es proverbial desde hace más de veinte años en el municipio mencionado en el título, el cual no se caracteriza precisamente por la disciplina y sumisión de la ciudadanía. Las inconformidades por la imposición de candidatos a los cargos de elección popular, han sido la normalidad cada tres años. Manifestaciones, tomas del palacio, protestas diversas ante las autoridades administrativas, electorales y el partido político casi único en los últimos años de nuestra historia municipal, estatal y nacional. Es tan conocida la naturaleza conflictiva de esta región, que un ex gobernador me decía: “Ustedes se pelean su municipio, como si fuera Nueva York”. Esta expresión tiene que ver con la pobreza ancestral; su principal producción era (lo digo con absoluto respeto) de sirvientas y albañiles para satisfacer las necesidades de Pachuca y la Ciudad de México, en esos rubros. Hay que reconocer que, fortunas respetables y connotados especialistas de la construcción y sus derivados, se nutrieron en esa fuente.
De pronto, la figura de Hernández Máximo emergió como hombre fuerte a la cabeza de un grupo especialista en la fabricación y comercialización de zapatos. Paulatinamente se fue colocando en la preferencia de los líderes en las diferentes comunidades; su potencial económico, su don de gente, su cercanía a la religión católica (a él se debe la construcción de un nuevo templo, con mayores dimensiones y mejor presencia en la cabecera) y otras cualidades, lo situaron de manera natural como Presidente Municipal, la primera vez, en el periodo 2012-2016. Desde ese sitial se dedicó a acercarse a quienes no comulgábamos con él. Después de tratarlo de cerca, tratamos de entender su escala de valores: una infancia de extrema pobreza y la lucha constante por salir de ella, con la suprema dignidad de su esfuerzo.
Dos cosas son indiscutibles en la personalidad de ARTHER: la primera, su visión casi instintiva para tener éxito en los negocios (toque de El Rey Midas) y la segunda, su vocación para servir a los pobres de las diferentes comunidades. Su primera vocación lo llevó a viajar por toda la República Mexicana, creando numerosas sedes para comercializar su producto; este afán lo llevó también a diferentes partes del mundo; en China encontró condiciones propicias para una fuerte expansión.
Incansable, creativo y siempre humano, logró que una persona cercana a él ganara la presidencia municipal, después de concluir el periodo de Alma Dalila López Santiago. Por negociaciones partidistas, Arturo ocupó la suplencia, sin visualizar que su querido amigo Héctor Felipe Hernández González, moriría por una complicación de la Covid-19. Así, sin él buscarla, se vio por segunda ocasión al frente de los destinos del nuevo municipio (digo nuevo, porque ahora la situación geográfica, económica y política de Tlaxiaca, ubica una buena parte de su territorio, conurbado y con fuerte potencial para el desarrollo industrial, comercial y social).
La anterior, es una visión parcial y panorámica de un hombre y su circunstancia. Algunos personajes y grupos, difícilmente perdonan el éxito de sus paisanos. No admiten que haya triunfos legítimos ni fortunas bien habidas. La inconformidad y la eterna pregunta ¿por qué él y no yo? amarga su diario vivir; por desgracia, el éxito empresarial y económico, no puede disimularse. Los que apuestan todo a la política, no conciben que alguien pueda destacar con firmeza dentro de la iniciativa privada y siempre tienen a mano una crítica malsana para manchar cualquier logro, si no obtienen algún beneficio personal.
De la situación actual del municipio se dicen verdades, mentiras y medias verdades, en las cuales se advierte la mano malévola de alguien, que nutre buena parte de su existencia en las amargas mieles de la envidia.
Bastaría con advertir cómo cada nueva empresa que inicia nuestro personaje, se convierte en éxito y cómo, también, aquellos que debieran apoyarlo, le ponen obstáculos, lo denigran, lo denuncian y hacen todo lo posible porque fracase ese empresario con vocación política, que cuida las formas para evitar que la calumnia prospere, por ejemplo: es falso que exista una parálisis política y administrativa en el Ayuntamiento y más falso aún, una situación de ingobernabilidad; la abierta separación entre actores, en lo público y en lo privado, no se debe dar, menos si no existe un comprobado conflicto de intereses; la expedición de licencias de funcionamiento para distintos negocios, debe supeditarse al bien común y a la política pública que dimane de otros órdenes de gobierno. En Derecho Privado:“lo que no está prohibido, está permitido”, pero en Derecho Público: “sólo se permite lo que está ordenado por la ley”.
Es verdaderamente carente de ética, afirmar que existe ingobernabilidad en donde la ley se respeta. No vale acusar anarquía, donde la autoridad pone orden. No se debe inventar que no existen sesiones de cabildo, cuando todo está debidamente comprobado, como lo certifica la alta calificación en materia de transparencia, que ha logrado el Ayuntamiento.
Afortunadamente, el Gobernador Menchaca conoce el desempeño de Hernández Máximo y no se dejará llevar por las inmoralidades del fuego amigo.