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Conocer las causas de muerte, requisito para reducir mortalidad

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Las causas de muerte se conocen gracias a los registros de mortalidad, que permiten analizar los patrones de enfermedad, determinar los cambios producidos sobre la enfermedad a lo largo del tiempo, y comparar las causas de muerte entre diferentes poblaciones

Conocer cuáles son las patologías más prevalentes en una población y cuáles son las enfermedades que causan un mayor número de muertes es fundamental para los ministerios de salud y las instituciones que actúan en el ámbito de la salud. De acuerdo con esta información, dichos organismos deciden el destino de sus presupuestos, con el objeto de que la inversión realizada tenga la mayor repercusión posible sobre la mejora de la salud y la esperanza de vida de la población. En los países en desarrollo estos fondos son limitados, pero representan una parte proporcionalmente muy elevada del presupuesto nacional. Por ello, una información precisa sobre las causas de muerte tiene una importancia capital ya que repercute en el desarrollo económico de los países.
Las causas de muerte se conocen gracias a los registros de mortalidad, que permiten analizar los patrones de enfermedad, determinar los cambios producidos sobre la enfermedad a lo largo del tiempo, y comparar las causas de muerte entre diferentes poblaciones. En los países de renta alta esta información es exhaustiva y universal, y la autopsia clínica constituye una herramienta importante que mejora los registros de mortalidad, proporcionando evidencia científica concluyente sobre casos en los que se realiza.
En contraste, los registros de mortalidad en países en desarrollo son muy limitados o casi inexistentes. Desgraciadamente, una gran parte de la población de estos países, especialmente la que habita en áreas rurales, nace, vive y muere sin dejar el menor registro, lo que constituye un fracaso inaceptable de la sociedad globalizada en este siglo XXI. A pesar de que algunos países en desarrollo realizan autopsias clínicas, estas se realizan exclusivamente en grandes hospitales localizados en la capital o las principales ciudades, por lo que los datos que obtienen no son extrapolables a la mayoría de la población rural.
La principal fuente de información sobre causas de muerte en áreas rurales de países en desarrollo proviene de los datos proporcionados por la denominada autopsia verbal, un procedimiento protocolizado que permite obtener una aproximación sobre la causa de muerte a través de una entrevista estructurada realizada a familiares, amigos o cuidadores de la persona fallecida. Así, sabemos que en países en desarrollo hay una elevada frecuencia de enfermedades infecciosas y un alto riesgo de muerte durante el embarazo, el parto, y la infancia. Sin embargo, el tendón de Aquiles de la autopsia verbal es la incapacidad para identificar agentes infecciosos específicos y su falta de precisión.
Desde hace unos años un grupo de científicos del Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) trabaja en el desarrollo un protocolo de autopsia mínimamente invasiva que sea factible en países de renta baja. Este protocolo se basa en la práctica de biopsias de los órganos internos más importantes (fundamentalmente pulmones, cerebro e hígado) realizadas con agujas de menos de 2 milímetros de grosor, por lo que no deja prácticamente marcas en el cadáver y la hace aceptable para los familiares. Una ventaja es que la toma de muestras puede ser realizada por técnicos entrenados, lo que hace que sea adecuada para países en desarrollo con escasez de patólogos especialistas. Otra ventaja importante de este método es que ha demostrado ser aceptable para una mayoría de la población en países geográfica y culturalmente tan distintos como Mali, Gabón, Mozambique, Kenia o Pakistán.
Los datos iniciales indican que la autopsia mínimamente invasiva puede mejorar nuestro conocimiento sobre las causas de muerte, y como consecuencia contribuir de forma determinante a reducir la mortalidad.