Ante la fragilidad del acuerdo con Turquía
• Crece el rechazo a la adhesión turca entre los Estados miembros mientras Ankara critica a Bruselas su tibia condena al golpe de Estado
En Turquía viven más de 2,5 millones de refugiados sirios y un cuarto de millón de iraquíes y su número no deja de crecer.
Las relaciones entre Turquía y la Unión Europea viven uno de sus momentos más delicados desde que se iniciaran las negociaciones de adhesión hace más de una década. Los discursos a favor de la reintroducción de la pena de muerte, la purga tras el fallido golpe de estado y la negativa de Erdogan a suavizar una represiva ley antiterrorista amenazan el acuerdo migratorio con la UE, hacen temer la llegada de nuevas oleadas de refugiados y comprometen el futuro de las conversaciones sobre su entrada en el bloque comunitario.
Mientras, en Ankara se extiende la frustración por la tibia condena europea a la asonada militar. La cumbre europea de Bratislava del próximo 16 de septiembre, en un principio concebida para tratar el futuro de la UE tras el Brexit, será también el foro en el que los Estados miembros confrontarán sus posiciones sobre la relación con Turquía.
Las fricciones entre Turquía y la UE han reavivado los temores sobre la llegada de una nueva oleada de refugiados si el pacto se da por acabado. “No hay duda de que si Turquía abriese las puertas sería devastador para el conjunto de Europa”, alertó el ministro de Interior italiano, Angelino Alfano.
El titular de Migración griego, Ioannis Mouzalas, también se mostró alarmado por el futuro del acuerdo, que establece que por cada sirio devuelto a Turquía otro que ya esté allí será enviado a territorio comunitario. “Es importante cuidar las relaciones para no provocar una ola de refugiados”, advirtió, por su parte, el primer ministro búlgaro, Boïko Borissov.