
El edificio marcado con el número 2013 sobre el Bulevar Colosio, en Pachuca, alberga en estos momentos el cadáver de lo que en algún momento fue el semillero de políticos que dieron rumbo al estado de Hidalgo, tras la renuncia del Comité Ejecutivo Estatal y la de los diputados locales, la sede del PRI en Hidalgo ha muerto, no quedan más que oficinas vacías, paredes sin gloria y macetas con plantas que no tardarán en morir al igual que la ideología que masacró el dirigente nacional Alejandro Moreno Cárdenas.
En esta ocasión no hubo matracas y cornetas, el silencio fue peor que el provocado por la ineptitud de Leoncio Pineda Godos en las elecciones realizadas durante su gestión como presidente del Comité Directivo Estatal, el silencio está acompañado del puntual paso del tiempo en el reloj que debía marcar el triunfo de Mead, pero que terminó marcando su derrota, el PRI estaba debilitado, a pesar del optimismo de su estructura, el PRI se estaba reduciendo y con la renuncia del Comité Estatal, el PRI, al menos por un momento, ha quedado muerto.

Hace unos meses y con la pandemia de Covid-19 encima, se habían hecho reuniones de reflexión, el mensaje de perfiles frescos que dieran nuevos aires al tricolor parece que se había entendido, el regresar a las bases y dejarse de la soberbia y arrogancia que hoy ostenta Alejandro Moreno, parecía que había quedado muy claro, pero hasta el momento la necedad del presidente del PRI sólo ha resquebrajado todo al interior, al menos en Hidalgo, con este golpe, Alito se ha quedado sin PRI.
Y mientras para unos militantes todavía la movida que realizaron los ahora ex priistas es una traición a la militancia, para los que se fueron, era más traición aguantar los pisoteos de Alito a los priistas hidalguenses, acompañado de la que ahora ven como la Malinche de Hidalgo, Carolina Viggiano Austria.

En su momento, el ex gobernador y ahora senador de la república, Miguél Ángel Osorio Chong, se separó del grupo parlamentario del PRI, hace unos días lo hizo el ex gobernador Omar Fayad Meneses, y ahora lo ha hecho todo el Comité Estatal, y aunque no faltan los buitres que en estos momentos están echando ojo a puestos que siempre habían querido ostentar, la realidad es que con la renuncia del comité se están yendo también miles de militantes que ya no ven en el sinvergüenza de Alito a un líder, sino a un mercenario que trata de revivir al viejo PRI que tanto daño causó al país.
Hoy las batucadas que retumbaban en el edificio 2013 del bulevar Colosio se han convertido en silencio, un silencio incómodo, nostálgico, que sepulta la humillación y el agandalle que cometió Alejandro Moreno, un golpe fuerte que hace repensar que los políticos hidalguenses sí tienen dignidad, al menos por esta ocasión.

Los ahora ex priístas han tenido una gran lección, de un momento a otro, pasaron al papel de tantos que por mucho tiempo estuvieron pisoteados por ellos y quizá ahora sí comprendan que como en su momento la militancia les dio la espalda para votar por otros partidos, ahora le dan la espalda a un líder que busca retorcer la ideología del PRI, que acabó con la poca democracia que había al interior del instituto político, y han mostrado, sin titubear, que Alejandro Moreno no es ni será la opción para el nuevo presidente de la república ni en 2024 ni nunca, porque un enfermo de poder se convierte en dictador, algo a lo que han estado huyendo según el discurso oficial.

Los pasillos que albergaron a miles de priístas, que atendieron miles de peticiones y gestiones de su militancia, hoy están vacíos, a duras penas se puede ver uno que otro perfil que se ha quedado en el limbo, la empresa de limpieza sigue haciendo lo suyo, la máquina del café todavía tiene producto, pero en general, el edificio priísta se ha convertido en un gran ataúd en el que pronto seguramente se sepultará al PRI nacional, porque ni con todos los votos de Coahuila le alcanzará para negociar algo con los partidos de la oposición.
En el panteón se escuchan sollozos, hay gente que acude al entierro, hay coronas de flores y a veces hasta músicos, hay gente que intenta hablar con sus muertos, pero en el edificio del PRI en Hidalgo, no hay ruido, no hay más fotografías de los liderazgos que se tuvieron alguna vez, no está en la pared la imagen de Colosio, Omar Fayad o de Osorio Chong, no hay fotos de multitudes que alguna vez motivaron a la militancia, hoy hay más silencio en el PRI que en el panteón municipal.