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Los ocho diputados locales renunciaron al PRI y lo nunca antes visto, el Comité Directivo Estatal del tricolor también se fue. Así simplemente, porque no están de acuerdo con las acciones de la dirigencia nacional del partido que encabezan Alejandro Moreno y Carolina Viggiano; desde el 13 de junio había presentado una carta de dimisión el ex gobernador Omar Fayad, porque se habían acortado los espacios de participación dentro del PRI.
En efecto, en mayo el Consejo Político Nacional del tricolor aprobó por mayoría la ampliación del mandato de Alito y compañía, es decir, dijeron que el PRI sigue con dueño y las entradas son sólo con invitación.
Ahí, en la sala de ex presidentes del partido, Julio Valera —hasta ese momento presidente estatal del PRI—, habló de tristeza, pero al final dijo que se iban para conformar un grupo independiente. Atrás quedaron los gritos y aplausos de miles de personas, de priístas que creyeron en una causa, rebotaron en las paredes las risas de otros tiempos cuando el PRI ganaba carros completos.
Nadie habló de los miles de priístas que salieron a votar por la candidata al gobierno estatal, a los que nunca se les toma en cuenta ni antes ni ahora, ni Valera ni nadie de los políticos en huida dijeron que tomarían el parecer de las bases. Dijeron, eso sí, que buscarían nuevos caminos donde tengan más participación, porque amenazaron que continuarán en la política.
Alguien preguntó —¿Quién va a cerrar la puerta y apagar la luz?—, se escuchó apenas que alguien más dijo —Ahí quédense, yo ya me voy—.
Y sí, el otrora invencible PRI se deshizo y quedó solo el edificio con los nombres a la entrada de quienes participaron en su construcción.
Se podría hablar cómodamente de traición, ¿pero a quién traicionaron? ¿A Alito, a los Moreira? ¿Qué son, qué significan? Nunca les importaron las bases de priístas quienes hasta ponían de su bolsa para los eventos partidistas. Fueron y seguirán siendo los olvidados en este partido y en los partidos de enfrente. Se les llama “pueblo” a conveniencia, en realidad son los utilizables y reutilizables y como tal se les desecha en cualquier momento.
Se da este movimiento estratégico cuando visita Pachuca la “corcholata” Claudia Sheinbaum, para que no haya duda que los ahora ex priístas también pusieron su granito de arena. Sin embargo, es claro que Morena se queda con todo, con partidos acomodaticios y un grupo independiente que buscará la mejor oferta.
Antes, la otra corcholata Ebrard había hecho el ridículo al invitar a Andy, el hijo del presidente, a dirigir su inventada Secretaría del Bienestar cuando él sea Presidente. Fue desdeñado como novia de pueblo, pues Andy le dijo que no, y casi le dice “no seas barbero, porque los barberos no quedan bien con nadie”. En fin, qué calidad de política y de políticos, ni para dónde voltear…