Tulancingo
● Para inscribir a sus hijos en la escuela, deben madrugar
Padres de familia se ven obligados a formarse desde la madrugada, debido a las largas filas –hasta de dos cuadras- en Bansefi (único banco habilitado); el sacrificio de los papás es para pagar las ineficiencias, tanto del banco, como de la Secretaría de Educación Pública de Hidalgo
Cientos de padres de familia han tenido que formar largas filas en las inmediaciones de una institución bancaria, desde mediados de la semana pasada, debido al pago que tienen que hacer por concepto de inscripción de menores para el nuevo ciclo escolar, que inicia a finales de este mes.
Y es que el pago de inscripción es un requisito indispensable para que el alumno (a) no sea rechazado durante los primeros días de escuela, aseguraron padres de familia, por lo que a diario acuden al Banco del Ahorro Nacional y Servicios Financieros (Bansefi), ya que es la única institución bancaria donde se puede realizar el pago, para instituciones públicas.
La fila de gente de la sucursal ubicada en la calle Juárez, en el centro de Tulancingo, ha alcanzado durante los recientes días, casi dos cuadras de distancia; conformadas por personas con la esperanza de alcanzar a pasar a ventanilla, o por lo menos, apartar lugar para el día siguiente.
Misma situación se vive en la sucursal ubicada en el municipio de Cuautepec, donde la fila rebasa las dos cuadras; por lo que desde una noche anterior, la gente opta por trasnochar con la finalidad de alcanzar ficha.
Los usuarios de este servicio lamentaron que sea esta institución bancaria la única en la cual se pueda realizar el pago de inscripciones, en lo que se refiere a escuelas públicas de educación básica.
Sin embargo, autoridades escolares recordaron que este acuerdo es tal, debido a las ventajas financieras y cargos fiscales que las dependencias educativas se ahorran.
Dispuestos a perder varias horas de sus vidas, padres de familia han optado por llevar consigo unos banquitos y lonches para cumplir con su responsabilidad; aunque también reconocen que, como buenos mexicanos, “dejamos todo para el último”.