Hace tiempo que un secreto a voces transita por las calles de la política Hidalguense, la forma en que funcionarios públicos se hacen de títulos universitarios de maestría e incluso doctorados, sin hacer mucho esfuerzo, a veces con apoyo de una universidad “patito” que a cambio de una módica cantidad, libera calificaciones y emite documentos que sirven para “respaldar” la preparación académica que nunca se dio y que la persona nunca recibió.
De esta forma varios funcionarios públicos pueden presumir hoy en día tener un grado académico, ya sea de licenciatura, maestría o doctorado. En varios perfiles, el conocimiento que deberían de tener no es acorde al grado académico que ostentan y a veces ni siquiera al cargo que tienen en la administración pública, lo que en sí ya puede considerarse “corrupción”.
La investigación publicada por Emeequis del hidalguense Axel Chávez sobre Martiniano Vega Orozco, Oficial Mayor durante el gobierno de Omar Fayad, y al obtención de siete títulos y grados profesionales de 2018 a 2022 da mucho que pensar, no sólo en el tiempo que se requiere para cumplir con las funciones de oficial mayor sino en todo lo que se requiere para realizar dos licenciaturas; tres maestrías; y dos doctorados.
Lo anterior, más que una sed de conocimiento, refleja la torpeza de querer grados académicos que no te hacen más inteligente ni más culto, ni más estudiado, ya que es muy difícil creer que esto haya sido posible. Sin duda, este atascamiento de títulos refleja lo que cualquier funcionario o persona con dinero puede hacer pero también refleja la pobreza intelectual de las personas que no teniendo la capacidad de estudiar una maestría, otra licenciatura o avanzar hacia un doctorado, hacen lo posible para presumir un grado que no tienen, aunque tengan el papel y la cédula profesional.
También es un secreto a voces que a veces no hace falta hacer uso de una institución patito para obtener el documento académico, sino más bien contratar a un grupo de personas que hagan el trabajo por el maestrante o doctorante, como ha sucedido en diversas dependencias con funcionarios que ponen a los becarios a hacer sus tareas, ni qué decir de lo que sucede en órganos procuradores de justicia en los que ponen a gente a hacer tareas del exprocurador, es decir ni siquiera por un funcionario en el cargo sino por uno que se fue.
Esto solo es un esbozo de lo que ha sucedido y sucede en las escuelas, en las que el “pudiente” pasa semestre tras semestre pagando al “nerd” para que le haga los trabajos y al final sólo se acomoda en el lugar heredado por su familia, dentro de la política.
También hay perfiles que, sin saber que estarían en la política y que no daban una en la universidad, ahora hasta presumen maestrías que obviamente no hicieron pero que tienen y como lo que allá afuera cuenta es lo que se tiene en papel y no en la cabeza, así las cosas…
Todo esto se parece mucho a los pobres políticos y líderes estafados con los doctorados Honoris Causa “patitos”; sin embargo, el tema es más grave debido a que derivado de la corrupción que ejercieron ahora ostentan títulos y grados profesionales que no hicieron. La situación va más allá de la tierna ambición de ser alguien en la sociedad, de ser llamado maestro o doctor, la situación va más allá de un “Doctorado en Tierna Ambición” de “Ser Alguien”, en el mundo, es un grave delito, porque al final ejercen y cobran por un conocimiento que no poseen, es lo más incongruente, corrupto y nefasto que puede existir y es lamentable que políticos como éste se mantengan en cargos públicos o no sean sancionados por estas faltas tan graves.
Lo del plagio de la tesis de la ministra Yasmín Esquivel y esto del ex Oficial Mayor, son la punta de un iceberg de una problemática y de una ola de impunidad que alcanza a vacas gordas de la política, baña a funcionarios públicos y salpica la reputación de un sistema educativo deshonesto, que se puede burlar con mucha facilidad y en el que la corrupción también ha hecho de las suyas.
