Deseos espirituales

Deseos espirituales

RETRATOS HABLADOS

Debiera, en estos días posteriores a la Semana Santa, cuando es posible la resurrección espiritual del ser humano, en ese quehacer al que tanto le damos la vuelta pero es vital en una sociedad, me refiero a la política, acontecer también que cada cual viviera su pasión, viacrucis, muerte y regreso a la vida, pero sí y solo sí bajo el entendido del arrepentimiento sincero, de la expiación pública, del deseo absoluto de reencausar la vida del deshonesto y corrupto, a cualquier otra actividad, menos la que tenga que ver con el ejercicio del poder.

Porque sexenios van, sexenios vienen, y pareciera condición fundamental hacer como que se sacrifica en plena vía pública a uno que otro ex funcionario menor, pero nunca de los nuncas a los que, en términos concretos, lo sabemos, son responsables de lo sucedido.

Así las cosas, un ex presidente de la República sabe que podrán caer todos si es necesario, menos él, que para eso son los acuerdos de altísimos vuelos en que cedió, sin chistar, el cargo más importante a una supuesta nueva era casi filosófica-política. Si es necesario hasta su segundo de a bordo podría padecer uno que otro suplicio, pero nada serio.

En el plano local la historia se repite, con uno o dos personajes de medio pelo, que ya son correteados por cielo, mar y tierra, para que rindan cuentas de un megafraude del que solo ellos estaban enterados, pero nadie más. Fue tal el sigilo con el que actuaron que ni sus jefes tuvieron conocimiento alguno de tan vil acción.

Es decir, lo mismo, con sus variantes, pero finalmente lo mismo.

Hace mucho que a nadie le queda claro este juego que se pone en práctica cuando hay necesidad de marcar un viraje de 360 grados, es decir vuelta completa para quedar igual, pero que resulta vital, fundamental en la liturgia del poder en un país como el nuestro, en un Estado como el nuestro.

Por eso, y esto por supuesto es un deseo con tintes espirituales, sería importante que el lunes después del domingo de resurrección, cada uno de los hombres de poder que se saben cuestionados, acudieran a los medios de difusión que hoy están a la mano de todos, para reconocer, confesarse pecadores de impío enriquecimiento, y no prometer portarse bien, sino simplemente hacer saber que nunca de los nunca buscarán tener poder alguno de tipo político, que casi siempre lleva al de tipo económico.

Son deseos, la posibilidad lejana de que, tal vez, después de todo, no hemos perdido la calidad humana que nos distingue como tal; que, creyentes o no, en estos días estamos dispuestos a la aceptación de lo que somos.

No será así.

Pero nada se pierde con tener buenos deseos, esperanzas, sueños.

Ya para el martes reaparecerán los Judas, los fariseos, los sepulcros blanqueados… los de siempre.

Mil gracias, hasta mañana.

Correo: jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico

Twitter: @JavierEPeralta

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