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“Suspiro de Maguey”, un destilado con sabor a pulque y a México

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“Suspiro de Maguey”, un destilado con sabor a pulque y a México

Visitamos Palo Verde en Nopala de Villagrán, en el estado de Hidalgo, municipio donde parece que el tiempo se detuvo, con sus calles empedradas, casonas, famoso por sus quesos, su vidrio soplado, sus charros y ahora, por su destilado de pulque, una bebida que hasta hace poco se desperdiciaba y con ello, el trabajo de muchos años que incluye la producción del maguey, de los tlachiqueros y todo el esfuerzo que conlleva a la creación de esta bebida. 

Conocimos a Guillermo Pérez Espinosa, “chilango” de nacimiento, pero  “nopalteca” de corazón y elección. Creador audiovisual y documentalista, alguna vez de visita a Nopala, le surgió el amor a esta tierra y posteriormente compró una propiedad junto con su esposa, en la que viven desde hace siete años. 

Nos recibió en su destiladora, donde nos presume sus alambiques de cobre elaborados en Zacualtipán, ahí nos demuestra el proceso de destilación artesanal del pulque, el último suspiro del maguey, que justamente da el nombre a su marca, “Suspiro de Maguey”, en una analogía al momento cumbre y con el que concluye la vida de esta milenaria planta. 

Don Héctor Núñez Quintanar, tlachiquero de toda la vida y que fue quien les vendió la propiedad, desperdiciaba la mayoría de su producción del pulque. De ahí que Guillermo, junto a su familia, en los últimos siete años comenzaron a documentarse sobre los procesos de destilación, para aprovechar la materia prima que se desechaba y que literalmente se tiraba a la basura. 

Y es que el maguey tarda hasta siete años para ser productivo, entonces desperdiciar el pulque era una ofensa a la plata, a nuestros ancestros y al trabajo de quien cuidó la planta desde pequeña hasta su madurez. 

“Leí que el pulque se destilaba, se quedó por ahí en mis recuerdos.  Nos dimos a la tarea de estudiar y duramos tres años intentando destilar el pulque”. 

Fue en el 2019, después de tres años, cuando se llegó al producto a gusto de la marca, que ya estaba dentro de los estándares de calidad para la venta. Desde ese momento, la marca ha comenzado a abrirse paso y obtener incluso, reconocimientos nacionales e internacionales. 

Son tres etiquetas gourmet, el orgullo de la familia: “Suspiro de Maguey”, con dos medallas, la de Gran Oro otorgada por la Asociación del Mezcal y el Maguey y una Plata por el concurso de Bruselas. “21 Gramos”, es otra marca, en alusión al peso del alma humana, un destilado de pulque de 50 volúmenes embotellado directo del alambique y finalmente, “Suspiro de Maguey Premium”, en botella también artesanal en vidrio soplado. 

Además, cuenta con el licor digestivo, “Tónico del Tlachiquero” elaborado con cedrón, hinojo y triple seco de limón; “el Carajillo del Hidalgo”, con café hidalguense, asimismo los jarabes:  “Brebaje del Conejo”,  “Brebaje del Tlacuache” y el “Brebaje del Colibrí”. 

Guillermo, junto con su familia, son parte de ese México andante, pujante, sin presunciones ni protagonismos. Ellos dan una segunda oportunidad al maguey y al pulque, bebida mexicana por excelencia, aún segregada y estereotipada. 

Nos despedimos de él, no sin antes probar su catálogo de destilados, licores y coctelería. Prometimos volver, porque entre sus planes está brindar el servicio de degustación, una experiencia única, que usted puede vivir a solo dos horas y media de la Ciudad de México.