Tulancingo
● Sus familiares tenían dos meses de no saber de él, y a pesar de estar enfermo, no lo visitaban
“Mientras más conozco a los hombres, más quiero a mi perro”: Diógenes de Sinope
Vivía solo; tenía más de cien canes, su gran corazón lo impulsaba a recoger perros abandonados de las calles; ayer hallaron su cadáver y el de varios perros
Un escenario de terror y pánico encontraron la tarde noche del pasado viernes, autoridades de Seguridad Pública y familiares de José David Martínez Márquez, luego de que en el domicilio de esta persona, fueran hallados restos de una persona, así como de perros; además de poco más de cien canes en condiciones deplorables.
El macabro hallazgo se produjo en la calle Plutarco Elías Calles, colonia Jaltepec, donde el primo del doctor Martínez Márquez acudió a buscarlo, luego de aproximadamente dos meses de no saber de él.
El familiar informó a las autoridades que la única comunicación que tuvo con el doctor cuidador de perros, es que pretendía internarse en una clínica, ya que se sentía mal de salud; y desde entonces no había sabido nada de él.
En el lugar, de unos 600 metros cuadrados, se encontraban un aproximado de cien perros o más, los cuales estaban en malas condiciones; además, se localizaron restos y osamentas de perros, por lo que no se descarta que se hayan comido entre ellos mismos.
Al lugar arribaron elementos de la Policía Estatal, bajo el mando del inspector Matías Pérez Espinosa; así como de seguridad pública de Tulancingo, a cargo del comandante Conrado San Agustín; quienes tomaron conocimiento de los hechos e informaron a las autoridades ministeriales, para el inicio de las investigaciones correspondientes.
A decir de los familiares del desaparecido José David Martínez Márquez, de 68 años, se dedicaba a rescatar perros abandonados; sin embargo, sufría de depresión recientemente, y gustaba del consumo de alcohol.
Debido a que en el mismo lugar se localizó un cráneo humano y una mandíbula, asistieron expertos peritos en criminalística; por lo que no se descarta que sean los restos del propietario de la casa, y en el peor de los escenarios, que haya sido devorado por sus propios perros; aunque habrá que esperar el resultado de las investigaciones.
