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UN INFIERNO BONITO      

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LA CALACA SE LA LLEVÓ

Le gustaba de a madre ponerle Jorge al niño. Por sus excesos de trabajo ya no aguantó el ritmo, porque le llegaban clientes de todas clases y medidas.

Se trata de una mujer de la vida galante, de 25 años, pero de tanto ponerle fue encontrada muerta en la habitación de un motel llamado “Reforma”, que se encuentra en la carretera Pachuca-Ciudad Sahagún, la tarde del domingo.

Algunos dijeron que ya no aguantó el ritmo porque se aventaba más de 20 al día.

El personal del hotel, al ver que se tardaba, fue a ver qué pasaba, pero la encontró tiesa. Explicaron que ellos sabían que era de Puebla, y le iban a recordar que ya tenía unos 10 clientes formados.

Tocaron la puerta, y les extrañó que no rechinaba la cama. Se esperaron un poco, pensando que lo estaba haciendo en el suelo.

Al ver que se tardó, le volvieron a tocar varias veces, y al no contestar, con la llave maestra abrieron, con el riesgo de que les diera un aire y quedaran con la boca chueca.

Pero estaba sola, tirada, con el ojo abierto, boca abajo en el suelo, con la cola para arriba.

Ella vivía en el hotel rentando la habitación, y les pagaba mensualmente, con tarjeta de cuerpomático, a todo el personal. Los encargados salieron muy espantados, y llamaron a la policía, que al llegar preguntó que cómo fue.

Les contaron que la fémina trabajaba chupando con los clientes en el bar New York, que está a pie de carretera, en el municipio de Mineral de la Reforma, a unos pasos de donde se encuentra el referido hotel.

Se supo que la damisela ha de haber tenido una pena en el alma, que sólo la mata el licor, y chupaba como recién nacida y de tocho morocho. Se emborrachó. Unos clientes la llevaron de palomita al hotel. Estuvo con ellos y luego se salieron.

Se supo que la infortunada tuvo un fin de semana de pelos, intenso. Le cayeron clientes a lo canijo, y para aguantar, se aventó dos botellas.

Se corrió la noticia como reguero de pólvora. Se supo en todas partes, y fueron de babosos. Era probable que el último de los clientes se la hubiera echado al plato, porque cuando ya no quería, se cruzaba de piernas y se quedaba dormida.

Llegó el agente del MP, y de inmediato anotó por caso de gallinita ponedora.

El personal de Servicio Periciales recabó los indicios, pero no encontraron señales de violencia, sino una sonrisa de satisfacción. Todo estaba en su lugar en la habitación.

Para no hacérselas cansada, se informo que la autopsia de ley reveló como causa de muerte: broncoaspiración, por elevado consumo de bebidas alcohólicas.

El cuerpo fue entregado a su hermana, y le dijeron que tampoco murió por ejercer el oficio más viejo del mundo, porque de eso sólo se mueren los hombres que le entran con ganas al guayabo. Quedan secos.     

LE SALIÓ CARO MADREAR A SU VIEJA

Llegaron los uniformados, alertados por los vecinos, que un loco le estaba pegando a su mujer. No la soltaba de las greñas, y le apretaba el gañote, que pegaba de gritos la señora como si estuviera pariendo chayotes.

En la Central de Autobuses de Pachuca le estaban dando en la madre a una mujer. Le llovían los madrazos, hasta debajo de la lengua. La gente que trataba de meterse, le tocaba su parte. Por eso mejor veían a los toros desde la barrera.

Estaba loco el sujeto, y tiraba golpes como “El Canelo”. Se la quería despachar en el primer raund, pero nunca pensó que la policía, algunas veces, llega donde no la esperan, y entraron en acción, dándole de madrazos, con el riego de que les jalen las orejas los de la Comisión de Derechos Humanos, que dice que a  los delincuentes hay que tratarlos bien.

No se quería estar quieto y alegaba como un merolico. De vez en cuando les tiraba un madrazo. Lo calmaron aplicándole la ley de la macana, que se quedó calmado.

El comandante observó que estaba loco, tenía los ojos rojos como semáforo en alto, y luego abría el hocico como si le faltara el aire. Movía las patas para en que un descuido, pudiera escapar.

Pero ya lo tenían esposado y apuntándole con una carabina. La policía municipal subió sus datos generales a la Plataforma México, y confirmaron que era una fichita de dominó, la mula de seises.

Tenía un año que se había fugado del Cereso de Zacatlán, Puebla, donde estaba recluido por homicidio y lesiones en agravio de sus viejas. Si no se dejaban dar para sus tunas, las mataba.

Se dijo que la Secretaría de Seguridad Pública Municipal de Pachuca reportó, para que todo el mundo lo sepa, que después de las 8 de la noche fueron alertados por el número de emergencia, que un desgraciado loco le estaba dando hasta con la cubeta a una señora en la Central de Autobuses.

El primero que llegó fue uno de los uniformados comisionados en ese sector, y desde ahí informó, sin meterse para que no le llegaran los madrazos, porque se veía que ese desequilibrado estaba a punto de matar a la mujer, quien a cada madrazo pujaba.

Pero llegaron los refuerzos, y en menos que lo cuento, lo calmaron utilizando sus métodos de amansa locos.

El infractor, de 29 años, cuestionado sobre su nombre, les contestó qué les importa, por eso no apuntaron el apellido. También comentaron  que apestaba a puro borracho; además fue señalado por su esposa de haberla golpeado, y dijo que si no llegan a tiempo, la hubiera mandando a rendir cuentas con San Pedro, porque ese chango donde pone el ojo, pone la bala.

Se lo llevaron a paso lento, como si fuera una peregrinación, a la barandilla de la policía municipal, donde le leyeron la cartilla y le dijeron sus derechos.

Los jefes de alto mando consultaron sus datos, y se conoció que el individuo andaba a salto de mata. Contaba con una orden de aprehensión desde hace un año, cuando se fugó del penal.

Al acusado se le fueron las patas y la zurró, porque se lo van a llevar a donde se escapo, y lo van a tener amarrado para que no se escape.

A la afectada le dijeron que ya no lo fuera a ver, que lo dejara para que sufra. Se lo advirtieron porque saben que hay mujeres que les gusta la mala vida.

MUERTE TRÁGICA DE UN MOTOCICLISTA

En los últimos meses han pasado muchos accidentes de aquellos  que les gusta el peligro, y sin ninguna precaución corren como locos, en diferentes carreteras.

Salía corriendo, a todo lo que daba, en su motocicleta, que rugía como avión de propulsión a churro, cuando, de pronto, ¡Bolas!, que choca con un tráiler, y ahí quedó.

Un joven motociclista sufrió una muerte instantánea al impactarse en un costado de la pesada unidad, del lado izquierdo. El trailero, que como siempre andan durmiendo, hizo una maniobra en uno de sus retornos de la autopista México- Pachuca, a la altura de la comunidad de Téllez. Esto sucedió el lunes.

Al saber lo que había pasado, salieron como bala, los socorristas de la Cruz Roja, acompañados de los bomberos, Protección Civil, pero por más que le echaron ganas, no pudieron hacer nada por salvarle la vida al motociclista, que estaba todo desmadrado.

De acuerdo con los primeros reportes oficiales, el percance sucedió cuando el operador del tráiler azul, con razón social “RBC”, que no sabemos de qué se trata, número económico 270, dio la vuelta sin precaución, propiciando que el motociclista chocara.

Llegó el personal del Ministerio Público, y apuntó la muerte de un  hombre a causa del accidente. Los peritos de criminalística de campo tomaron evidencias en el lugar para la elaboración de los dictámenes correspondientes.

La identidad del muerto no se sabe, y aunque se supiera, no lo proporcionan. Así que quédese con la duda.

Este motociclista viajaba en una moto Honda negra con franjas rojas y grises, la cual quedó como chatarra.

En cuanto la causa de su muerte, la autopsia revela que fue: traumatismo craneoencefálico.

En la carpeta se les olvidó asentar si tienen detenido al chofer del tráiler, o se les peló.

FRUSTRADOS SUICIDAS

Por una coincidencia del destino, hubo dos intentos de suicidio, de una mujer y un hombre, pero los dos valieron madre. No lo lograron.

Vamos con el primero. Un joven tuvo una bronca con su noviecita, y para demostrarle que él era muy macho, se iba ir al valle de las calacas.

Para eso se cortó las venas de las muñecas, en una vivienda de la calle Federalismo, fraccionamiento El Saucillo. Eran las 10 de la mañana.

Estaba como león enjaulado. Sus pensamientos eran muy sentimentales, y ya no quiso saber nada de las viejas enojonas y broncudas, que seguido pelean porque saben que la reconciliación vienen de muchas maneras: más besos, regalos, y los tiene como perritos falderos.

Sacó un filoso cúter, y sin pensarlo, se cortó las venas, haciendo gestos de dolor, y le salió sangre como el chorrito.

Pero en el último momento se arrepintió y pidió auxilio. Llegaron los socorristas y le pusieron una zurrada; lo curaron y le dijeron que ya no lo hiciera, que viejas hay muchas, grandototas, buenotas y bonitas. Pero eso sí, donde uno pone los ojos, otro canijo ya puso otra cosa.

UNA VIEJA QUE CANTÓ MEJOR

A una vieja se le botó la canica por un disgusto o chisme que le contaron de su greñudo. Se puso a llorar como una magdalena, y decidió darse en la madre, salir de este mundo cruel.

Se subió como el hombre mosca a un puente vehicular muy alto, sin importarle que se le vieran los calzones, y de lo más alto se iba a aventar para caer en la carretera de Pachuquilla, para que de una vez la aplastara un coche.

La mujer se llama Diana, tiene 23 años, y, según se sabe, tuvo un problema con su greñudo, y para ya no seguirla haciendo de tos, tomó esa decisión.

Pero la suerte estaba de su lado, porque en esos momentos pasó un automovilista quien, al verla, se bajó de su coche y se subió al puente a tratar de bajarla, pues ya estaba arriba del barandal.

Platicó con ella, y le dijo que no se aventara, que el madrazo iba a ser duro, pero que a lo mejor no se moría y se iba a quedar toda la vida dada a patada.

La gente vio que alegaban. Se escuchaban los desaforados gritos de la mujer: “Va a sufrir ese desgraciado. En su conciencia llevará mi muerte. Adiós, señor, le agradezco”.

Los socorristas, haciéndole al alpinista, con cables, llegaron junto a ellos. Sin darle tiempo a la vieja, la amarraron con una reata, echándole nudos ciegos, y la bajaron.

La gente que esperaba que se aventara, la abucheó, y se subieron en sus autos y se fueron.

La llevaron a la ambulancia. Le leyeron la cartilla, que todo aquel que se suicida no va al cielo. El diablo, como castigo, los tiene en el infierno, dentro de un tinaco de caca que les llega al cuello, pero cada 5 minutos pasa una cuchilla al ras, para que se agachen.

Gatoseco98@yahoo.com,mx