
LAGUNA DE VOCES
Son buenos estos días en que el calor, tapizado de tierra, da paso a los últimos respiros de un aire frío, a veces incluso helado. Antes de Semana Santa siempre ocurre lo mismo, porque una vez que abril toca a la puerta se antoja el momento de que ya logramos sortear un nuevo año, aunque bien sabemos que, en estos tiempos de virus, aparatos voladores desconocidos, antes tan respetados, y hoy tan de plano ninguneados, ya nada se puede dejar a la suerte. De tal modo que aquel estilo tan constante de pensar que con una pata de conejo o un menjurje de luna recomendado por Sabines, podría hacernos invulnerables a todo, empieza a no ser tan efectivo.
Sin embargo, abril, ese mes que siempre le roban a los enamorados en todas las canciones, puede que en poco tiempo deje de tener ese don mágico que la resurrección de Cristo en los Evangelios, nos trajo la buena nueva de que sí, el profeta Nazareno sí era efectivamente hijo de Dios, y que por lo tanto una Nueva Era empezaba para la humanidad, porque la civilización ha llegado a un trance en que no se aguanta a sí misma.
Resulta de más invocar el amor como mensaje central del recordado en el mes que ya se asoma, porque incluso en las nuevas religiones gustan más de un amenazante San Pablo, que dé la palabra directa, a través de los reporteros de aquella época, de quien originó todo, es decir Cristo.
Tiene más “pegue” en estos tiempos, que nos amenacen con los eternos infiernos, aunque esto ya es asunto de mercadotecnia.
Y si a eso le agregamos que aviones de simples seres humanos ya dieron cuenta con sus armas, de más de una decena de Ovnis, antes tan duchos en escabullirse y reírse en sus meras narices de los pilotos que juraban los harían arder en los eternos infiernos, en serio que ya no se entiende nada.
Avanzamos sin duda en la tecnología, pero bien que lo sabemos, empezamos a perdernos en un laberinto donde hay poco espacio para razonar cada paso que se da, y hoy mismo, si usted tuvo la ocurrencia de leer este texto en su celular, seguro dirá que ya se acabe, porque qué gusto ese de escribir tanto para decir lo mismo.
Nada le hubiera costado al susodicho, dirán, poner con letras mayúsculas: AVIONES TERRÍCOLAS DERRIBAN OVNIS: NO ERAN TAN INVENCIBLES COMO CREÍAMOS. Y ya. Acto seguido poner declaraciones de algún marciano o extraterrestre, en que diga que sí, que perdió en buena lid, y que por lo tanto mejor regresa a su galaxia, no sin antes pedir perdón a nuestros preclaros líderes y manifestarse a favor de la 4T.
De tanto correr algunos empiezan a cansarse y en definitiva ya no entienden nada de nada.
Pero como quiera, hasta el momento el tiempo no cambia tan radicalmente, y ya por la mañana, más el mediodía, se siente ese calor bochornoso, y esos aires llenos de tierra, que nos recuerdan la odisea de vivir en una tierra semidesértica.
Algo queda del pasado. Y eso es lo que angustia.
Que, pasados unos meses, en la memoria de la gente que nos ama duremos cuando menos el tiempo para saber que existimos, que un tiempo largo, nos reunimos para esperar a que el tiempo nos volviera a reunir, a juntar para mirar con esperanza la vida.
En tanto, sabemos que solo algunos se quedan. Uno no, pues porque no, porque así es la existencia, y al buen entendedor pocas palabras, que los hechos se abalanzarán sobre nuestro recuerdo para hacerlo polvo en alguna fecha como esta, esperamos en algunos cuantos años, ni menos, ni más, unos cuantos nada más.
Mil gracias, hasta mañana.
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@JavierEPeralta