Home Nuestra Palabra El Arte de Novelar

El Arte de Novelar

0

Los míticos gemelos Rómulo y Remo a todo lo que dan: doblan el pensamiento, el juego, el desayuno, pero no su historia y menos lo que significan en el universo del deseo. “Los gemelos no me compartieron,” explica Magda al psicólogo Alberto Albores, “fui yo quien decidió estar con ellos.” Vicente Alfonso nos deja leer dos versiones del enigma del trío con gemelos en su novela Huesos de San Lorenzo, publicada por Tusquets México en noviembre de 2015, obra con la que se hizo acreedor al Premio Internacional de Novela Sor Juana Inés de la Cruz, 2014, entregado por el gobierno del Estado de México. Se trata de una novela negra en la que sobresale una virtud: Está muy bien escrita.

En capítulos breves y dinámicos, Vicente Alfonso, que nació en Torreón México en 1977, desarrolla varias líneas narrativas que abonan al misterio que es la vida de los gemelos Ayala, hijos de un juez que en su juventud fue izquierdista y una hermosa sinaloense heredera de un terrateniente de Los Mochis, que después de dar a luz, desapareció. Reciben educación con los jesuitas, pero es el Gran Padilla, que los presenta en su circo como escapistas, con quien aprenderán sobre la vida y conocerán a Magda, que se convierte en la Niña que hace milagros y cura enfermos terminales. Remo es paciente de Albores que desea escribir un libro basado en la vida de estos gemelos, a quienes le cuesta comprender. Durante los años en que está en contacto con Remo, que termina en prisión acusado de matar a un hombre, se enreda tanto que no sabe qué contar, porque detecta tantas dobles vidas que como suele ocurrir, son más interesantes que la vida misma de los gemelos.

La novela es un rompecabezas donde lo menos importante es que las piezas embonen. Muchas son generadas en los sueños de Remo o de Albores, y varias son espejismos en que siempre hay una carretera a mediodía. “La izquierda se agrupa por ideales, la derecha por intereses”, dice el abuelo sinaloense de los gemelos; lo que era antes, ¿no? Ahora todos se agrupan por intereses. “No hay nadie pendiente de nosotros allá arriba. No sabe qué descanso da sentir que Dios es el eco deformado de nuestra propia conciencia,” concluye Magda. He aquí un espejismo de arena que lo mismo se presenta en la selva que en el desierto. O en un partido de fútbol.

Huesos de San Lorenzo, de Vicente Alfonso, es una novela dinámica, llena de guiños y de pequeñas y ásperas historias que abonan a la principal. Crea un mundo donde Viesca, Torreón y Parras: “tierra de vinos y espiritistas”, son el espacio donde se mueven los personajes. Su prosa es limpia y precisa, guarda un equilibrio hasta el final, que se manifiesta como un deslizamiento inesperado.