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Pachuca se vistió de alegría 

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Pachuca se vistió de alegría 

La pasión del carnaval no se puede explicar, sólo surge y ya, es la necesidad de salir a la calle para hacer fiesta y disfrutar de las danzas que dan identidad y arraigo a la gente de diversos puntos y comunidades de Hidalgo. El carnaval es más que una fiesta, es el resultado de mucho trabajo para la confección de los disfraces o la talla de las máscaras, es el compromiso de la mayordomía para hacer la comida e invitar al pueblo.

El carnaval es una carga de trabajo que en reiteradas ocasiones algunos quisieran dejar pero que cuando se acerca la fecha, ahí están puntuales. Cuando a un carnavalero le dices que por qué lo hace te contesta de diversas maneras, pero todos coinciden en la satisfacción que deja el haber cumplido un año más con la fiesta, la tradición y la enseñanza a las nuevas generaciones que se van sumando con el paso del tiempo. 

Para los pueblos y comunidades indígenas el levantamiento de banderas y el inicio del carnaval tiene significados distintos al de sólo una fiesta en las calles, alcanza temas rituales que tienen que ver con el renacimiento de la tierra, la fertilidad y la resistencia del pueblo y sus costumbres a través de los años, por lo que elementos que se relacionan con el sol, la lluvia, al viento, la tierra, el fuego y la burla al conquistador no son poco recurrentes. 

Por otra parte, el sincretismo religioso también muestra su cara en los carnavales, donde demonios y diablos salen a las calles antes de la llegada de la Semana Santa y con ello se lleva a cabo la fiesta que los católicos definen como la “fiesta de la carne” previo a la cuaresma y la abstención a este alimento. 

Alrededor de las 10:30 horas, las primeras comparsas han llegado al punto de partida, el estadio Revolución comenzó a florecer con la llegada de los representantes de diversos carnavales de todo Hidalgo, algunos con gran tradición y con años de realización, y otros que comienzan a formarse en municipios donde se perdió esta costumbre y ahora se busca revivirla.

Así los mecos del carnaval de Huautla llegan y desnudan sus cuerpos para pintarlos con barro, mientras que los de Huehuetla se alistan para presentar la danza del fuego en la que caminarán sobre brasas de carbón al final del recorrido en la Plaza Juárez, así mismo los copillis o bonetes de los trajes de la región de Metepec se dejan ver entre la gente, no puede faltar la presencia de los cornudos de Calnali y tampoco el carnaval de cebolletas del Valle del Mezquital, poco a poco el aroma a copal y el ritmo de la música activa las piernas y el corazón, la alegría surge convertida en danza, en hombres que se transforman en color y esperanza, así comienza el recorrido por las principales calles de Pachuca. 

A las 11:30 horas, se podía observar a la gente alrededor de la calle Revolución, algunas llegaban con bancos a la calle Guerrero y otras más esperaban pacientemente el arribo del desfile de Carnaval 2023 en pleno corazón de la capital hidalguense. Para cientos de los asistentes, es la única oportunidad que tienen para vivir el carnaval y no desaprovechan el momento, así que agarran lugar en la Plaza Juárez, desde dónde escucharán cómo la música marca la pauta con que las comparsas se acercan, los gritos y bailes se contagian y es imposible no mover, aunque sea por unos instantes, las piernas al ritmo de la música.

La comparsa de Cuautepec trae sus arcos de flores con los que además del carnaval celebran a San Isidro Labrador, es tiempo de despertar la tierra, de comenzar a sembrar y de pedir que haya buenas cosechas, para ellos el carnaval va más allá de un baile y alcanza el grado ritual, aunque algunos que recién se integran al carnaval no lo sepan. 

Tras el banderazo de salida la alegría se desbordó, a momentos parecía competencia entre comparsas, encabezó la de Huejutla, un pueblo con tradición, cultura y mucha raíz indígena. La ciudad se llenó de gente orgullosa de sus raíces, costumbres y tradiciones, donde también se reunieron municipios de la Sierra y la Huasteca, así mismo la zona del Valle del Mezquital y la Otomí-Tepehua.

Entre las comparsas se pudo ver la representación de los charros, y también de Tianguistengo, municipio que no desaprovechó la oportunidad para presumir la elaboración de pan, ya que la comparsa estuvo disfrazada de panaderos y panaderas que espolvoreaban harina a su paso. 

Otros con máscaras modernas también hicieron presencia, sin embargo, las que son elaboradas de madera en regiones como las comunidades de carpinteros o pajaritos en Metzquititlán o las de Atlapexco no tienen nada qué pedir, por el contrario, rebasan por mucho en su arte a las anteriores, pero en tiempo de carnaval no hay cupo para las comparaciones al final se reconoce el trabajo que desde sus trincheras, cada grupo realiza por revivir, preservar, conservar y fomentar la tradición. 

Mientras avanzan y dejan al Reloj Monumental atrás, para seguir por la calle de Guerrero, los carnavaleros de Atotonilco el Grande, Tenango de Doria y Acaxochitlán entre otros, saludan a la gente que ha esperado impaciente para poder ver el colorido y la grandeza cultural de un territorio conformado por 84 municipios en un sólo lugar y en un sólo tiempo. 

Por otra parte, al son de huapango, se hizo presente la comparsa de San Pablito procedente de Pahuatlán Puebla, quienes con blusas bordadas y sombreros adornados con plumas de pavo real avanzaron en este evento de hermandad con los pueblos hidalguenses asistentes. 

Con presencia desde el 2001, la comparsa de Francisco I. Madero realizó el baile de “la gordita” platillo típico de la región; Alfajayucan con su tradicional “naranjazo” también mostró parte de su tradición por lo que las ofrendas para buenas cosechas se hizo presente y no faltó el distraído al que le tocó el naranjazo; por su parte Atitalaquia presentó a sus “cucarachos” que es una referencia al paso del tren por la región; y Tezontepec de Aldama con la danza de comales que es bailada únicamente por mujeres, representa la fertilidad y fue retomada de Tabasco.  

En su momento, Julio Menchaca Salazar, gobernador de Hidalgo, salió de palacio de gobierno para recibir a las comparsas en la Plaza Juárez ahí aplaudió y disfrutó de la llegada de todos los carnavaleros, e incluso bebió pulque en xoma que le ofreció una comparsa del valle del mezquital 

Así se vivió una vez más, la presencia de los carnavales de Hidalgo en la capital hidalguense, sin olvidar que el resurgimiento de varias comparsas en asentamientos urbanos se debe a la presencia y migración indígena que viaja cargando en sus maletas de esperanza, el orgullo, la tradición y la raíz, ingredientes con los que se amasa la cultura hidalguense.