RELATOS DE VIDA
No pudo, iba tan bien, lo estaba logrando, se le veía feliz, con confianza y autoestima alta, le brillaban nuevamente los ojos y su sonrisa iluminaba cualquier lugar al que iba, porque lo estaba logrando.
No pudo, y lo estaba haciendo tan bien que ya podía dormir ocho horas seguidas, ya no lloraba por las noches, tampoco revisaba el celular como primera acción al despertar, ni sentía que todo el mundo la traicionaría, su tranquilidad y paz habían regresado, estaba a punto de lograrlo.
No pudo, había recorrido un gran camino de pesadez, nerviosismo, tristeza y desolación; le había costado mucho esfuerzo reconstruirse y volver a ser la mujer que hace muchos años había sido, pero como en los adictos, sufrió una recaída y ya no lo pudo lograr.
Esa mañana pintaba para seguir siendo feliz como en los últimos meses lo había sido, estaba a punto de salir de casa cuando el sonido de una notificación de mensaje apareció, al leerlo, pensando que se trataba del trabajo, descubrió que era de la persona de la que tanto huía.
“En estos meses sin ti me he dado cuenta que eres la persona con la quiero estar toda mi vida… te necesito”.
Terminó de leerlo y la sensación de agua helada cayendo sobre su cuerpo la congeló, no supo qué contestar así que siguió con los planes del día, sin saber que el sujeto ya la esperaba a la entrada del trabajo; las confesiones de amor fueron tan sinceras que las creyó.
Por la noche al llegar a su casa la confusión y el miedo se apoderaron nuevamente de su ser, eran sentimientos que había olvidado, pero las palabras escritas y habladas la conmovieron tanto que no tuvo el valor de enfrentar a ese hombre y seguir con la bonita vida que ya había logrado, irónicamente sin él.
