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¡Pero hay un Dios!

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¡Pero hay un Dios!

RETRATOS HABLADOS

Uno de los últimos recursos con que cuenta el ciudadano común y corriente, cuando es víctima de una injusticia, y descubre que el responsable no ha recibido ni recibirá el castigo correspondiente por parte de las autoridades terrenales, es exclamar con profunda resignación ante una realidad que nunca lo valorará igual en comparación con quien tiene mucho dinero o poder político: “¡pero hay un Dios!”.

En ese tenor ha sido la reacción de no pocas personas, luego que el ex diputado federal de Morena, Cipriano Charrez, fue declarado responsable de la muerte de un joven taxista a quien embistió la madrugada del 6 de octubre de 2018, lo que provocó se incendiara el vehículo y muriera calcinado, sin recibir ayuda alguna del entonces legislador, quien huyó de la escena del crimen con ayuda de su chofer. Después se afirmaría que el político conducía su camioneta Raptor en estado de ebriedad, pero sin intención dolosa, sin en cambio culposa, para quien guste de los términos jurídicos.

El hecho es que Charrez, desde 2019, ya estaba en prisión por otro delito, de tal modo que al solicitar y lograr un proceso abreviado este año, la jueza le dictó una pena de dos años y 10 meses de cárcel, la que ya había purgado, así que fue declarado en libertad. Esa es la historia, aunque desde el último trimestre del año pasado ya gozaba de prisión domiciliaria por todo un rosario de enfermedades que le achacaban, tiempo que aprovechó para reiniciar sus trabajos políticos.

Ahora está libre con todas las de la ley, y el pago reparatorio que haya hecho a los deudos del infortunado que se cruzó en su camino es detalle aparte. Hoy, más como un caso de habilidad jurídica por parte de sus abogados, que una aplicación real de la justicia, Cipriano Charrez bien puede reiniciar en todos sentidos su carrera política, en la que nunca ha descartado ser candidato del partido que sea, al gobierno de Hidalgo.

Sin duda, es un caso que se repite en todo el territorio nacional, porque a la par de un poder económico real, ser un personaje que cuenta con peso político en todo el Mezquital, hoy una de las regiones más complicadas en seguridad para el Estado, el ex diputado federal puede ostentarse como un caso emblemático de que la impunidad legal puede alcanzarse en todo el sentido de la palabra, cuando se cuenta con recursos económicos, eso sí buenos abogados, y un peso político y de poder cierto. Los que no tengan esas posibilidades, ni en sueños dejarían la cárcel.

¿Fue legal su liberación? Sin duda. ¿Fue justa? No, porque lo legal no implica que sea justo. Así de simple.

¿Qué consuelo puede quedarle, a los deudos del pobre joven taxista, que se cruzó en la carrera loca de un personaje que esa fatídica madrugada no hilaba una palabra y mucho menos se sostenía en pie cuando su chofer lo bajó de la camioneta que conducía a exceso de velocidad? Evidentemente ninguno.

Tan solo exclamar con rabia y tristeza: “¡pero hay un Dios!”.

Mil gracias, hasta mañana.

jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico

@JavierEPeralta