RETRATOS HABLADOS

* Justicia elemental para Hidalgo

Es una constante durante los últimos tiempos, que al arranque de una nueva administración gubernamental no se hable de la posible realización de una gran obra, por la simple y sencilla razón que más de una vez la entidad ha salido con la cola entre las piernas por apostar a una de estas posibilidades, pero sobre todo por confiar en las autoridades federales.
     Sucede que a partir del sexenio panista de Vicente Fox, no solo sufrió un deterioro dramático la investidura presidencial, sino la palabra de un Jefe de la Nación, que a estas alturas pocos toman en serio.
     El tan traído y llevado Proyecto Aeropuerto, no fracasó por haber sido mal elaborado. Simple y sencillamente no hubo voluntad política en la era Fox, Calderón y ahora Peña Nieto. Mienten quienes afirma que tuvo fallas garrafales de diseño y los estudios de Mitre para el estado de México, y Aeropuertos de París para el caso hidalguense lo avalan.
     Sin embargo ya no se hizo.
     Pero lo anterior no debe ser justificante para pensar que Hidalgo está condenado a no tener nunca una megaobra, con miles de empleos y la generación de riqueza que se necesita.
     Una vez más insistiré en algo muy simple: hemos dado plata y agua limpia al país a cambio de silicosos y contaminación. Hemos dado todo a cambio de nada.
     Es el momento que esta tendencia se revierta.
     Hidalgo necesita de una obra gigante para los terrenos donde habría de estar el Aeropuerto Internacional alterno al de Ciudad de México. No podemos permitir que, de nueva cuenta, a cambio de un valle hermoso como es el de Tizayuca, Zapotlán y Pachuca, nos den a cambio una mancha monstruosa de fraccionamientos para beneficio únicamente de quienes los construyan.
     No podemos estar a la buena voluntad de administraciones federales que una y otra vez han demostrado que no la tienen, que los mueve más el interés político o económico que un verdadero desarrollo sustentable para la zona centro del país.
     Merecemos uno y muchos aeropuertos; una o muchas refinerías.
     Ya hemos pagado y con creces, nuestra cuota al progreso de la nación. Hoy nos toca a nosotros.
     No es inocente apostar a una obra gigantesca. Lo es confiar en una buena voluntad de los gobiernos federales que nunca ha existido.
     Llegó el momento de exigir lo que le corresponde en derecho a Hidalgo.
     Es de elemental justicia.

Mil gracias, hasta mañana.

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