Poder es poder, el que manda… manda

Poder es poder, el que manda… manda

RETRATOS HABLADOS

Poder es poder. 

Y Joe Biden es la personificación de lo que debe ser un imperio. Algunos dirán que es demasiada escenografía la que se monta en cada visita que realiza, pero descubrimos, ahora que anda por tierras mexicanas, que no es así, que simplemente tiene que cumplir todo el ceremonial que implica ser quien es, porque de otro modo el simple mortal que somos casi todos, acabaría por negar esa casi calidad de Semi-Dios, de alguien que tiene en sus manos, o al menos así lo pensamos, el destino y futuro no solo del país del que es presidente, sino de buena parte del mundo.

No se supone, es una constante, que en la historia de toda la humanidad el ser humano busca encontrar una razón de ser a su estancia, corta por supuesto, en la Tierra. Y para ello siempre es socorrido construir leyendas que tienen que ver con el poder, ese que todos los políticos buscan, pero que tiene que ver con los poderes económicos de manera fundamental. Uno sin otros no se entiende y simplemente no pueden existir separados.

Estados Unidos de Norteamérica es vecino de nuestro país, o nosotros de ellos. Da igual porque los resultados también lo son. Es lo mismo que en un vecindario, ahora privadas, donde la existencia de un vecino poderoso siempre acarreará la sensación rara, complicada de los demás, de que somos invitados en nuestra propia casa.

Atrae una visita como la que ayer empezó Biden en nuestro país. Nos interesamos en los detalles de “La Bestia”, como si se tratara de un artefacto extraterrestre, y sabemos que es el vehículo más poderoso del planeta, capaz de hacer frente hasta a los ataques químicos y nucleares. Nos embobamos con el avión gigantesco “Air Force One” color azul y blanco, descubrimos que ni hablar, que son bien, pero bien poderosos, y nos espanta saber que si los hacemos enojar nos desaparecen quitados de la pena. Aunque está claro que no lo harán.

Porque somos vecinos, y millones de los nuestros ya habitan en el país del norte, son ciudadanos gringos legales, y con todo y que a veces son los primeros en discriminar a sus paisanos, mandan y mandan dólares, y ya son indispensables para la vida cotidiana de los norteamericanos.

Poder es poder.

Y un anciano de 80 años nos sorprende por su vitalidad (¿y quién no en esas circunstancias?). 

Porque con todo y que cualquier presidente del mundo no se manda solo, es el que vemos, el que llega en tamaño avionzote, el que se sube en El Auto Increíble, el que escucha y sabemos si el futuro para una nación como la nuestra será complicado o, todo lo contrario.

Pero también es el que atrae todos los odios contra un imperio, que no hay imperios buenos para los que no son parte del mismo. Y sabemos, por experiencia, porque la historia así lo ha dicho siempre, que tanto poder en tan pocas manos, solo puede traducirse en injusticias, en imposiciones, en explotación, con todo que el viejito se ve bien buena gente.

Poder es poder.

Y ni hablar, no entenderlo es enfrentar represalias brutales.

Aquí la historia simplemente se repite, escribe un nuevo capítulo sin cambios, sin que las cosas tiendan a cambiar.

Somos sus vecinos, somos los que hasta en nuestro hogar nos sentimos de pronto como visitantes, porque el mero dueño de todo está en una casa de junto, y hablamos en voz baja, no se vaya a enojar.

Mil gracias, hasta mañana.

jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico

@JavierEPeralta

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