Pido la palabra
- Mucha atención se deberá poner en este 2023, porque habrá quien nos quiera utilizar como escalón político, y el pueblo debe ser el garante de la democracia
“Lo que el agua se llevó”, este título corresponde a una película infantil que en su totalidad es protagonizada por ratones y sapos, pero bien vale la pena usarlo como punto de partida para el tema de esta semana, pues resulta que comienza un nuevo año, sin embargo no todo en la vida es nuevo, pues la lucha por el poder es tan antigua como el hombre mismo, sus métodos y ambiciones no cambian, aunque en la actualidad los presidentes de todos los Partidos Políticos digan hasta el cansancio lo contrario con su perorata de siempre; que necesitan y van a renovarse, que pondrán en práctica estrategias innovadoras, que los cuadros requieren una renovación, etc. etc., en realidad nada es nuevo y los métodos pretendidos son tan anquilosados como sus pretensiones de llegar al poder político, ese es el objetivo y no tiene nada de nuevo, ya dije, ratones y sapos.
El tema de la renovación, de las reformas en las estructuras, se está dando en todos los niveles, nacional, estatal y municipal; en este último a veces produce hilaridad observar cómo los aprendices de brujo pretenden copiar en muchos casos hasta los gestos y señas de sus líderes nacionales, usando para el efecto los discursos que estos enuncian para así estructurar los propios, en todo caso resulta ser una burda parodia mal hecha del original.
Pero eso sí, sin excepción alguna, todos corren por el mismo queso, todos tienen en la mira el ir preparando el camino, bien para un tercero al que le guardan respeto y admiración o tal vez le deban algún favor o quizá preparando el camino para alguno de sus protegidos, desde luego, tal vez pensando en proteger su propia espalda; y, en la mayoría de los casos, preparando el camino para sí mismos; para lograr este objetivo se recurre a todas las artimañas habidas y por haber, aunque reitero, no hay nada nuevo bajo el sol, y todos los argumentos usados son los mismos de siempre.
Iniciamos el 2023, ya repartimos abrazos, ya repartimos sonrisas, ya repartimos regalos; ahora solo nos falta repartir esos “kilitos de más” que misteriosamente en este fin de año engrosaron ese lugar en donde alguna vez tuvimos cintura, y cuyas estrías dificultan ponerse aquel pantalón o camisa que nos hacía ver más esbeltos; tenemos todo un año para llegar a nuestras medidas y tallas óptimas que halaguen a nuestra autoestima, y toda una vida para acostumbrarnos a vernos en el espejo como “perros parados”, pues seguramente habrá algunos que les agrade su nueva figura y prefieran conservarla a través de infusiones de vitamina T (tacos, tortas, tostadas); en cualquiera de los casos, ¡a correr se ha dicho, corran por su vida!
Para este 2023 necesitamos estar bien energizados, pues la energía es y será factor fundamental en este año que comienza; será un año en donde nos tendremos que agarrar hasta con las uñas para no perder los escasos recursos que las fiestas de fin de año nos han dejado, sobre todo ahora que el panorama económico y político se ve bastante incierto.
Largo y sinuoso camino tendremos por recorrer en este año que recién comienza, empezando por esa pesada carga en el aumento en los precios de los productos, como la tortilla, y que tanto daño van a ocasionar al grueso de la población; y ésta recién despertará del sueño navideño para darse cuenta la carga brutal que pesa sobre sus hombros, el preámbulo es la cuesta de Enero.
Mucha atención se deberá poner en este 2023, porque habrá quien nos quiera utilizar como escalón político, y el pueblo debe ser el garante de la democracia y no sinónimo de clientelas políticas estratégicas de nadie.
Cosas que pasaron, y muchas más que pasarán, en este momento Sinaloa es el ejemplo más claro, agárrense fuerte que el síndrome post-vacacional pronto nos enseñará la montaña rusa en la cual ya estamos subidos.
Las palabras se las lleva el viento, pero mi pensamiento escrito está.
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