EN EL PERSONAJE DE HOY.
“EL MAX”
Maximino García, era muy mañoso, y siempre buscaba la forma de no ir a trabajar. Era conocido en el bajo mundo como “El Max” trabajaba de la mina de San Juan Pachuca, vivía en el barrio de “La Palma” estaba casado con su vieja la chaparra de nombre Enedina.
Uno de tantos días, le dijo a su vieja, que no tenia ganas de no ir a trabajar, y buscaría la forma de engañar al doctor, para que le diera incapacidad, le contesto su mujer.
– No mames, viejo a un doctor, no se le engaña nunca, por muy abusado que seas, para eso estudiaron, mejor vete a trabajar, y te evitas de estar pensando.
– No se de que lado estas, siempre me sigues la contra a veces, pienso de que te casaste con migo por mi dinero.
– Para que no sigas chingando con tus pendejadas, haz lo que se te de la gana y a mi no cuentes nada.
Maximino, llego al dispensario medico de la compañía, el doctor ni siquiera lo miro estaba leyendo el periódico.
– ¿Qué te pasa?
Le dijo que le dolía, mucho una muela, lo sentó en la silla, sin darle tiempo y se la saco, por poco se desmaya el pobre, por el dolor. No le puso anestesia, se la saco a valor mexicano, echó un fuerte grito en el hospital, que espantó a todos los pacientes. Llego a su casa, todo amarillo, con ganas de chillar, por el dolor, se dejo caer de nalgas en una silla y le dijo a su vieja.
– Como me duele.
La señora, que no sabia de que le sacaron la muela, le dijo.
– ¿La cola? no te dejes caer tan fuerte en la silla. Son de madera.
– ¡No! Pendeja, la muela me la sacaron, y el pinche doctor no me puso anestesia.
– Tu tienes la culpa viejo, por no ir a trabajar prefieres que te saquen la muela buena, eso déjalo para mi que nada más tengo el cascaron.
– Pinché doctor, le dije que me dolía, y ni tiempo me dio el güey, le dijo a la enfermera, que me llevara al quirófano, preparo lo que necesitaba, yo le dijo que si no me iba a inyectar y me dijo que si, me puso una inyección, y no espero luego, luego me la saco. no me dejo salir, hasta que se me paro la sangre.
– ¿No te dio alguna pastilla para el dolor?
– ¡No! Me dio en la madre, el guey.
– Te voy a dar agua con sal, para que hagas unos buches, y procura que no se te vaya a caer el coagulo de sangre que tienes como tapón.
– Mejor ve a comprarme unas prodolinas, para que se me calme el dolor.
– De una vez te digo, que si te tomas las pastillas, que son muy fuertes, no debes de tomar ninguna copa porque te cruzas, te puedes intoxicar.
– Chingada madre, tampoco voy a poder comer, como fui pendejo al ir, a ver al medico en ayunas.
– ¿Qué le dijiste?
– Que me dolía una muela, que por eso no había ido a trabajar, me sentó a huevo, me abrió el hocico, preparo una inyección me la puso, todavía no me hacia efecto, y con unas pinzas me la saco, sin preguntarme cual era la que me dolía. Se la mostré con el dedo, me cay de madre, que sentí que la saco con todo y bolas, como es la de abajo pensé que salio con todo y raíz. Fue tanto el dolor que me puse a chillar, y todavía me dijo el pendejo, que tan grandote y chillón, me aventó una incapacidad por 3 días, y me saco a empujones. Luego me llamo, creí que me iba a dar algún calmante y me entrego la muela ¡Mírala!
– Pónsela al ratoncito.
– No mames vieja y cállate el hocico, no me hables, porque cada que te contesto me duele mucho.
– Ya mejor duérmete mañana, vemos que es lo que hacemos, ya me pusieron nerviosa los chillidos de tripas que tienes, te voy a traer una cubeta con agua para que escupas, y no eches los gallos por donde quiera.
La señora le tendió la cama y a los pocos minutos “El Max” estaba durmiendo, en la madrugada se levantó y andaba como león enjaulado, tenía los cachetes como Quico, el del chavo de 8, Su vieja, se levanto y le preguntó que le pasaba y le contesto.
– No pude dormir que nochecita pase.
– Estamos iguanas ranas, me diste una pinché lata, que me daban ganas de mandarte a que te fueras a dormir con tu madre, estabas moviéndote de un lado a otro parece que tenias chincual, además tenias fiebre, te la pasaste mentándole la madre al doctor. Te voy a dar un jarro de leche y pan de dulce, lo remojas y te lo comes, como viejito, para que no se te vaya a infectar la encía. Ya tienes la trompa hinchada pareces puerco.
– ¿Cómo que me vas a dar leche con pan? Si no soy huérfano, quiero que me hagas una pancita en chile verde, le echas mucha cebolla, y chile de árbol, que quede muy picosa y me traes unas dos caguamas para comenzar.
– ¿ya no te duele?
– Si, pero tengo un chingo de hambre.
– Te voy hacer la pancita, pero me preocupas, tienes los cachetes muy hinchados, pareces soldado tocando la corneta.
La señora, bajo al mercado a comprar todo lo necesario para hacerle de almorzar a su viejo, ella comprendía que llevada dos días sin probar bocado, además tenia que complacer a su viejo mañoso. Regreso a su casa y en menos que canta un gallo, hizo lo que se iban a comer, se sentaron en la mesa y le sirvió un buen de panza.
– Te faltó el chilito piquen vieja.
– Aquí esta, échale poquito porque esta muy picoso, al rato no te va a dolor la muela, si no la cola.
A pesar de que “El Max” comió de ladito hasta se lambió el plato, quería doblar, pero su vieja, le dijo que no, porque le fuera a caer de peso y le agarraba chorrillo. “El Max” le dijo.
– Voy al centro a darme una vuelta para cotorrear con mis cuates, regreso al rato a la hora del pipirin.
– Por favor no vayas a chupar, recuerda que estas tomando penicilina.
Maximino se bajo y afuera de la iglesia de la iglesia de la Asunción estaban sus amigos.
Lo invitaron a que fueran a echarse un melón a la cantina “El Campeón”
– ¿No fuiste a trabajar Max?
– Estoy incapacitado, me sacaron una muela mira.
Maximino, abrió el hocico, como de cocodrilo, para enseñarle al “Pelón” como la tenia y le dijo.
– Tienes una infección de poca madre carnal, deberías de decirle a tu vieja que te lave el hoyo.
– ¿Qué paso?
– Me refiero al que te dejaron cuando te sacaron la muela, no seas mal pensado.
Intervino en la platica “El Zancudo” que se las sabia, de todas, todas, para los remedios caseros, porque su vieja le hacía a la brujería.
– Ya no le hagas al pendejo, que te sirvan un tequila doble, te lo echas del lado donde te sacaron la muela y vas a sentir a toda madre, que hasta el dolor se te va a quitar.
– También la infección.
– A huevo.
“El Max” le hizo caso y se aventó varios tequilas, cervezas, pulque, todo lo que le invitaban llego a su casa bien pedo, echándole madres a los vecinos, su vieja como estaba enojada, no le hizo caso y lo durmió en el suelo. Al día siguiente cuando despertó su señora se sorprendió.
– En la madre, este bien cachetón, de un lado mírate en el espejo.
– Se me infecto el hocico, vieja.
– Te lo dije muy claro cabrón, que no tomaras tienes que ir a ver al doctor y te va mentar cuanta madre tienes, nada mas abres el hocico y apestas a caño.
Maximino, agarró el espejo y no dejaba de mirarse abriendo y cerrando el hocico parecía sapo, eso irrito a su mujer que lo comenzó a zurrar.
– Te lo advertí, pero eres un pinché burro heredaste lo necia de tu madre,
Las palabras de su mujer, hicieron que “Max” se desesperara y le grito.
– ¡Ayúdame! con una chingada, tráeme la pasta de dientes y el cepillo, pon algo de tu parte nada mas esta pardota mirándome parece que estoy pelando tripas. En lugar de echarme la mano te la pasaste zurrándome.
– Ya, chinga a tu madre, pinché viejo, necio ponte alcohol y ve a ver al medico, bastante trabajo tengo en la casa, para cuidarte, o decirte lo que tienes que hacer, ya estoy hasta la madre, darle de mamar cada que chilla el escuincle, y luego tu con tus gritos ¿Dime quien eres para gritarme Pendejo?
– No te encabrones vieja.
La señora se dio la media vuelta, dejándolo hablando como loco, “Max” se fue a la Clínica Minera, para que lo curaran lo regañaron porque no se cuido y tenia mucha pus, en el hocico le dieron una lavada con agua y jabón que lo hicieron hasta bramar, salio de ahí y se regreso a su casa, cada rato haciendo pucheros como queriendo llorar, llego a su casa, en un mal momento, cuando le pegaban a su hijo, su vieja estaba como agua para pelar pollos y le decía dándole de nalgadas.
– Ya cállate pinché escuincle chillón, te pareces a tu padre, pero los dos son burros, idiotas, imbeciles, que nada mas sirven para dar lata. ¡Cállate te dijo!
La señora aventó al niño a la cama, que rodó para el otro lado y cayo de la cabeza privándose, Maximino, corrió a levantarlo y soplarle la mollera le hablaba para que se callara. Le dijo a su mujer.
– No te desquites con el niño, el no tiene la culpa de tu maldito genio, busca a quién te la hizo y desquítate con el.
La señora lo miro furiosa y le contestó.
– Tienes mucha razón, el niño no tiene la culpa de nada.
La señora entro a la cocina, agarro un sartén y le pego a su viejo, con todas sus fuerzas, en la boca, que botaron unos dientes como maíz, Maximino medio que se tambaleo y se cayo al suelo, la señora lo agarró de las greñas lo levanto, lo llevo a la puerta y le dio una patada en las nalgas y le dijo.
– ¡A la chingada!
“Max” se quedo sentado en la banqueta, tenia los dos cachetes inflados entro a su casa y no dijo ni pió, se acostó al otro día, fue a que lo curaran y jamás se quejo delante de su vieja que le dolía una muela.
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