La pesadilla de la CNTE

TERRAZA

 Digamos las cosas como son: el fracaso educativo de México está concentrado en tres estados. Sin embargo, esos tres estados le dan más dinero que ningún otro a los maestros. A pesar de ello, los maestros no imparten clase y sí ascienden en el escalafón asistiendo a marchas y plantones. Michoacán, Guerrero y Chiapas, esa enorme franja de ingobernabilidad al sur del país, tiene hoy un común denominador: la “disidencia magisterial”.

 

 

Pero vayamos por partes. El SNTE ha tenido liderazgos tan fuertes políticamente, que a lo largo de las décadas el poder ha tenido que cortar sus alas. Pasó con Jonguitud y pasó con la Maestra Gordillo. En el caso de esta última, sus excesos personalizaron en su figura todos los problemas educativos. Es entendible que el régimen la haya sacrificado: su cabeza era atractiva y la jugada fue políticamente impecable, aunque hoy pocos se acuerden, la jugada la implementó Jesús Murillo Karam.

 

 

 

Pero así como la caída del PRI en las elecciones del 2000 no trajo en automático una democracia funcional, el encarcelamiento de Gordillo tampoco trajo mejor educación, mejores maestros, mejores resultados. La CNTE está ahí para recordarnos esa ingenuidad todos los días.

 

 

 

Quien no quiera ver los vínculos entre la CNTE y grupos subversivos, no entiende lo que sucede en México. Este grupo sabe aprovechar cada coyuntura para montarse en temas ajenos, hacerlos propios, y llenar el tanque de la gasolina que les permita andar otros meses en el andar del chantaje y la negociación oscura.

 

 

 

A su favor, ha jugado la debilidad de Gobernadores como Gabino Cué, o los sustitutos en Guerrero y Michoacán, cuyos nombres pasaran a la historia como un instante olvidadizo y lamentable. Para la CNTE la negociación siempre implica ganar. Llegan con nada y se van con todo. Llegan gritando y se van con millones. Llegan con pintas, palos y piedras, se van con camiones, plazas y licencia para todo. No olvidemos que antes de Ayotzinapa, en aquella toma de la Autopista del Sol, un despachador de gasolina falleció a causa de las quemaduras que le provocó el evitar el estallido de una de las bombas, cortesía de los rijosos magisteriales.

 

 

 

No nos engañemos: no hay dinero que alcance, no hay Estado que aguante, y no hay turismo que soporte a un Acapulco tomado por la CNTE. En Michoacán, el 50% del dinero público se dirige a los maestros, den clase o no. En ese mismo estado, la prueba PISA no pudo efectuarse porque los señores docentes no van a las aulas. Hemos presenciado el ascenso del magisterio disidente, cuando celebrábamos el ocaso del poder del magisterio oficial.

De cara a las acciones de la CNTE, México también se encuentra con viejos dilemas. Pareciera que en este país sólo podemos ser permisivos o represivos, sin puntos medios, sin grises, sin la ley a secas. Por eso creo que la CNTE representa tanto un problema de gobernabilidad y seguridad nacional, como una oportunidad en términos políticos y mediáticos. Si se apostó tanto capital político en la reforma educativa, ¿por qué no invertirlo en el muro que impide que ésta se implemente? Cortar el dinero, cortar las negociaciones ominosas, ponerles un alto en cuanto afecten derechos y patrimonio de terceros, puede ser tan importante como el Artículo Tercero de la Constitución. Al final del día, los estados más rezagados en términos educativos jamás podrán superarse con el yugo de la CNTE sobre los buenos maestros y los estudiantes.

Llegó el momento de pintar una raya frente a la CNTE. Esa raya es la Ley. Ni más, ni menos. 

Related posts