UN SONETO

UN SONETO

Familia Política 

Recuerdo con afecto el regaño que me dio el Maestro Juan Manuel Menes, al saber que había escrito un pequeño libro utilizando la forma poética conocida como Décima, sencilla construcción de octosílabos, en el número que indica su designación: diez versos. Me dijo: lo tuyo es el soneto ¿por qué cambias la forma ahora? La verdad, es que la cambié para no estacionarme en la estructura poética de los catorce versos; aunque a pocas personas les puede interesar la diferencia. 

Dentro de la lírica popular, existen varias formas con diferentes rimas y medidas, e incluso, sin rima y sin medida, lo importante es que se dé la comunicación entre quien escribe y quien lee (Soneto, Octava Real, Décima, Redondilla, Madrigal…) algunos aspirantes a poetas desprecian las formalidades que exige la Preceptiva Literaria, para lograr un buen equilibrio entre el fondo y la forma; desde luego, admito que puede haber excelsos aedos que no saben o no quieren escribir un soneto. En ese sentido, desde mi modesto punto de vista considero que, en una analogía con el arte de la pintura, ningún pintor que se respete puede crear una obra abstracta con valor estético, si no  domina antes las formas clásicas. En Literatura, una cosa es manejar la Preceptiva y abandonarla voluntariamente y otra es despreciarla porque no se logra alcanzar el equilibrio con el fondo.

Ampliamente conocida es la anécdota de Lope de Vega. Alguna vez recibió el reto de una hermosa mujer (Violante), quien lo apremió a escribir una pieza clásica de catorce versos endecasílabos (distribuidos en dos cuartetos y dos tercetos), para considerar que el Gran Lope, además de magistrales obras teatrales, también podía esculpir con palabras la perfección de un soneto.  Aceptando el reto, el Maestro Lope escribió:

Un soneto me manda hacer Violante,

En mi vida me he visto en tal aprieto,

Catorce versos, dicen, que es soneto;

Burla burlando, van los tres delante.

Yo creí que no hallara consonante

Y estoy en la mitad de otro cuarteto.

Más, si me veo en el primer terceto,

No hay cosa en los cuartetos que me espante.

Por el primer terceto voy entrando

Y parece que entré con pie derecho

Pues fin, con este verso, le estoy dando.

Ya estoy en el segundo y aún sospecho

Que estoy los trece versos acabando.

Contad si son catorce, y está hecho.

Sin sentirme Lope de Vega, con fines puramente didácticos, me atreví a escribir la siguiente interrogante:  ¿QUÉ ES UN SONETO?    Y contestar:

I

Es una cárcel de catorce rejas.

Prisión formal de libre pensamiento.

Es una eternidad en un momento,

Modernidad que viste ropas viejas.

Es tejer y tejer con las madejas

De palabras, razón y sentimiento.

Es detener el tiempo en movimiento,

Amar y respetar formas añejas.

Sonidos y silencios en un verso,

Equilibrio del fondo con la forma.

Es un personalísimo universo:

Único, irrepetible, solitario…

Donde vive el lenguaje y se transforma

En algo más allá del diccionario.

II

El más difícil siempre es el primero.

Y no existe primero sin segundo.

El tres, endecasílabo rotundo,

Es una parte del cuarteto entero.

Es quinto verso: con sus alas quiero 

Que vuele el seis, segundo del segundo

Cuarteto, que con siete líneas fundo

Y con ocho termino sin un pero.

El noveno da pie al primer terceto.

El décimo lo nutre con decoro

Y acaba con el once, lo prometo.

Así, cual doce monjes en un foro

Y un trece cabalístico en el coro,

Cantan catorce versos de un soneto.

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