“Aunque millones de energías
muevan a nuestro mundo,
sólo son fugaces instantes explosivos
los que le dan una forma dramática”
Stefan Zweig.
El genial novelista y biógrafo austriaco, Stefan Zweig, célebre, entre otras cosas, por su, magistral semblanza de Fouché; dentro de su extensa y amena bibliografía, bajo el título Momentos Estelares de la Humanidad, aborda instantes decisivos en la vida de grandes personajes quienes, con una sola decisión cambiaron la faz del mundo dentro de su circunstancia. Así: Napoleón Bonaparte, Goethe, Dostoievsky, Jorge Federico Händel, Cristóbal Colón, Fernando de Magallanes y muchos más, trascendieron drásticamente el ámbito de su existencia biológica.
Cristóbal Colón, por ejemplo, cumplió muchos meses en la antesala de Enrique el Navegante, con el propósito de involucrarlo en la aventura de encontrar un nuevo camino hacia Las Indias, en una navegación que se prejuzgaba extralógica, pues se trataba de llegar al Oriente, por los caminos marítimos del Poniente. Su conocimiento de los mapas de Toscanelli y su erudición en materia de vientos, hacían de Colón un hombre nuevo, sin los miedos del teocentrismo medieval: una criatura del Renacimiento. Agotada su paciencia, el Almirante genovés, tocó otras puertas; por esa decisión, fue España y no Portugal, quien se adjudicó el mérito de descubrir el nuevo mundo.
Otro momento decisivo para la humanidad fue cuando rodó la cabeza de Luis XVI en la Francia aristocrática.
En ese contexto, me atrevo a realizar las siguientes consideraciones:
Harry S. Truman, entonces Presidente de los Estados Unidos de América, con una sola orden, alteró la historia del mundo al lanzar bombas atómicas sobre las ciudades japonesas de Hiroshima y Nagasaki.
En nuestra historia, después de que la conspiración se descubrió, Don Miguel Hidalgo y Costilla, en un instante adelantó la insurrección y en la Parroquia de Dolores, tomó el estandarte de la Virgen de Guadalupe, para iniciar la Independencia de la Nueva España.
Don Vicente Guerrero, ante la disyuntiva de disfrutar del favor real o afrontar la muerte de su padre, pasó a la historia con la célebre frase, que Juan de Dios Peza ilustrara en el final de su magnífico soneto: “Tu voz es, padre, para mí sagrada / Mas, la voz de mi Patria, es lo primero”.
Julián Villagrán, sabía que sus hijos estaban en peligro de muerte; entonces dijo, con absoluto dolor, pero con entereza de héroe: “Mujeres hay muchas para tener hijos. Patria, sólo tengo una”.
Don José María Morelos y Pavón, ante el ofrecimiento de indulto si terminaba con su rendición, el Sitio de Cuautla, contestó: “Igual gracia concedo a Calleja y a los suyos”.
Pedro María Anaya, en Chapultepec respondió a la pregunta, ¿Dónde está el parque? Espetando al gringo invasor: “Si hubiera parque no estaría Usted aquí”.
Don Benito Juárez recibió el ruego de la Princesa de Salm Salm para perdonar la vida de Maximiliano, cuenta la anécdota que estuvo a punto de flaquear. El verbo de Guillermo Prieto, orientó aquel instante, con la conocida arenga: “¡Ahora o nunca, Señor Presidente!”.
Momentos estelares vivió Don Francisco I. Madero, cuando después de consultar a sus espíritus rectores y redactores de La Sucesión Presidencial en 1910, decidió con el Plan de San Luis, convocar a la lucha revolucionaria.
Felipe Ángeles, en Celaya, prefirió que el ejército villista perdiera la batalla antes que sacrificar a la población civil con los estragos colaterales de su mortífera artillería.
Después del atentado que costara la vida al General Álvaro Obregón, Don Plutarco Elías Calles, ordenó el fusilamiento del Padre Pro, hoy canonizado. Años después, el General Roberto Cruz, encargado directo de la ejecución, expresó: “Aunque lo lleven a los altares, nunca será Santo de mi devoción”.
Don Gustavo Díaz Ordaz, asumió la responsabilidad histórica de terminar con el prolongado movimiento estudiantil, la noche del dos de octubre de mil novecientos sesenta y ocho. ¿El precio? Varias decenas de muertos, su satanización por los siglos de los siglos y una herencia de miedo y culpa en los siguientes gobernantes.
En el México de hoy, ante las provocaciones de la CNTE, sus violentos grupos de guerrilla, anarquía y la soberbia de su líder moral al exigir que el titular del Ejecutivo realice cambios en su gabinete y se prepare para entregar el poder al Tropical Mesías, quién ya se da como seguro ganador de las elecciones en 2018. Ante un desolador panorama, donde miles de oaxaqueños y chiapanecos, padecen los estragos del desabasto, por los bloqueos que realizan sus “salvadores”, se juega no sólo el futuro del gobierno y de la sucesión presidencial; sino la suerte de todos los mexicanos.
A pesar de que el diálogo está abierto en la Secretaría de Gobernación, la trampa provocadora se hace presente todos los días. La violencia puede devorar electoralmente a sus propios promotores. La inmensa mayoría de los mexicanos somos rehenes de una vociferante minoría. Aquí, en Hidalgo hace tiempo vivimos escenarios similares. ¿Se acuerdan de los policías desnudos, cuyas fotografías circularon por todo el mundo?
En el momento de escribir estas líneas, el “diálogo” es de sordos. Voces orientadoras de la opinión pública, en medios de circulación nacional contra su costumbre, ya hablan del uso de la fuerza pública, no sólo como derecho legítimo, sino como obligación del Estado.
La iglesia, la CNDH así como múltiples organizaciones claman ya porque llegue el momento decisivo para elegir el mejor camino hacia el futuro de la nación.
Julio del 2016.