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GORA SAN FERMÍN

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#ENTRE EL CALLEJÓN Y EL TENDIDO
●    Comienza la tradicional Feria de San Fermín en Pamplona.
 

Estimados Amigos, saludándolos nuevamente desde Plaza Juárez. Dice el cántico Navarro, “…uno, de Enero, dos de Febrero, tres de Marzo, cuatro de Abril, cinco de Mayo, seis de Junio, siete de Julio San Fermín…” y así cada año, la primer semana del mes de Julio, las calles de Pamplona, capital de la Comunidad Foral de Navarra, España, se llenan de miles de personas, unas armadas de valor y otras, inconscientes del riesgo, dispuestas a correr delante de los toros, renovando una tradición, en la que corredores Pamploneses expertos de toda la vida, junto con cientos de turistas españoles y de todas partes del mundo, se atreven a conducir a los toros -que han de lidiarse por la tarde- desde los corralillos donde han pasado la noche hasta la plaza de toros, recorriendo unos 800 metros de calles adoquinadas, que se recorren en tan sólo dos o tres minutos. Durante este trayecto algunos son alcanzados por los toros sufriendo heridas por cornadas y patadas. El peligro resulta mayor al desatender las indicaciones bien conocidas por los expertos o en correr el encierro sin estar en las condiciones debidas, pues en realidad, son pocos los que, a golpe de periódico, van guiando a los toros; en tanto la mayor parte de los corredores, sobre todo los no experimentados, corren a una cierta distancia de los bureles.
La Fiesta de san Fermín, patrono de Pamplona, o Sanfermines data de época medieval, en que se inició como una feria comercial y fiesta profana, usando para ello las fechas de fiestas religiosas cristianas, que a su vez usaban fechas festivas de orígenes más anteriores, como la del paganismo vasco y latino. A comienzos del siglo XIII se celebraban unas ferias comerciales tras la noche de San Juan, entre el día 23 y el 24 de junio, coincidiendo el comienzo del verano. A esta festividad le seguía la de San Pedro y luego estaba la de Santiago, el 25 de julio, justo un mes después; y en medio, San Fermín.
Siendo las ferias lugares de encuentro de mercaderes, ganaderos y aldeanos, eran también pretexto para festejar y comenzaron a organizarse Corridas de Toros como parte de la tradición, así en alguna fecha probablemente a finales del siglo XVI, tuvieron su origen lo que se puede considerar propiamente los primeros Sanfermines. En otra fecha al final del verano, el 10 de octubre se organizaba una feria en Pamplona, de siete días de duración, desde el año 1324, por privilegio del Rey Carlos I de Navarra y IV de Francia. En 1381 por privilegio de su sucesor, Carlos II de Navarra, pasó a ser feria franca, coincidiendo también entonces con festividades religiosas, las dos ferias, de inicio y final del verano, se unificaron para aprovechar el mejor tiempo, comenzando el día séptimo del séptimo mes: el 7 de Julio, consta que, precisamente, el 7 de Julio del año 1591, el Regimiento (Ayuntamiento de entonces) celebró una fiesta con el siguiente programa: Pregón de Fiestas; Torneo de lanzas en la Plaza del Castillo; Teatro: “Comedia y Tragedia del Bienaventurado San Fermín”; Danzas, procesión por las calles y al día siguiente, se celebró una corrida de toros.
Por cuanto a correr los encierros durante las Fiestas de San Fermín, tiene su origen en una costumbre medieval en la que los pastores Navarros llevaban a los toros de lidia desde las dehesas de La Ribera de Navarra hasta la plaza mayor, que servía de coso taurino al no existir una plaza de toros. La noche anterior a la corrida la pasaban los astados acampados cerca de la ciudad, y al amanecer, entraban a las carreras arropadas por los cabestros (toros mansos) y acompañados de gente que, a caballo o a pie, ayudaba con palos y gritos a encerrarlos en los corrales.
A finales del siglo XIX, se pasó de correr detrás de los toros, para ayudar a encerrarlos, a correr delante de ellos lo que se convirtió en una costumbre popular. Dicen las crónicas que los primeros en desafiar las prohibiciones que impedían correr delante de los astados fueron los carniceros del Mercado de Santo Domingo, situado junto a la cuesta del mismo nombre.
El recorrido se realiza a lo largo de las calles de la parte vieja de Pamplona. Da comienzo en los corralillos de la cuesta de Santo Domingo, subiendo hasta la Plaza Consistorial o Plaza del Ayuntamiento y girando por la calle Mercaderes, para acceder a la calle Estafeta que conduce finalmente por el tramo de Telefónica hasta el callejón que entra a la Plaza de Toros. El itinerario original terminaba en la Plaza del Castillo, y ha variado a lo largo de la historia, siendo en 1856 la primera vez que discurrió por la calle Estafeta que es el tramo recto más largo de los encierros. La manada está compuesta por seis toros y ocho cabestros y hace el recorrido completo en un promedio de cuatro minutos Los espectadores se colocan sobre los vallados de madera que cierran calles para observar el paso de toros, cabestros y corredores con destino a la plaza de toros en donde ya se encuentra un número considerable de aficionados instalados en el graderío para ver la llegada del encierro al ruedo y de ah a los corrales, continuando la fiesta con la suelta de vacas bravas para que calmen los mozos sus ansias de novillero.
En su evolución los Sanfermines ha perdiendo mucho de su componente religioso -aunque la procesión sigue siendo multitudinaria- centrándose su interés en el aspecto taurino, que además alcanzó una difusión mundial a través de las novelas del norteamericano Ernest Hemingway. Gora San Fermín.
Por ahí nos vemos ENTRE EL CALLEJÓN Y EL TENDIDO, si Dios lo permite.