Muesli casero para el desayuno

El muesli tiene su origen en Suiza, y se consume principalmente en el desayuno, aunque también puede tomarse en la merienda o la cena.

Se trata de una mezcla de cereales, frutos secos y frutas deshidratadas o desecadas que aportan gran cantidad de energía de forma sana. El muesli es una buena fuente de minerales, vitaminas, hidratos de carbono y proteínas que ayudan a equilibrar la dieta y afrontar las tareas diarias. Además, es de fácil digestión y ayuda a mejorar el tránsito intestinal, por lo que es ideal para personas con estreñimiento. También tiene efecto saciante, por lo que es un buen aliado para no picar entre horas.
Hay muchas posibilidades a la hora de hacer muesli casero debido a la variedad de ingredientes que admite. Éstas son algunas claves a tener en cuenta:

Cereales:
Se debe incluir gran cantidad de cereales: copos de avena, arroz inflado, copos de trigo, copos de maíz, copos de cebada, trigo germinado, granos de mijo, centeno…

Frutos secos:
Se pueden añadir avellanas, almendras, nueces, cacahuetes, pistachos, piñones…

Frutas deshidratadas o desecadas:
El muesli también incluye frutas deshidratadas como los orejones (albaricoque), uvas pasas, fresas deshidratadas, higos secos, dátiles…

Semillas:
La utilización de semillas aporta al muesli nutrientes importantes. Se puede incluir semillas de lino, de sésamo, de girasol, pepitas de calabaza.

Fruta fresca de temporada:
Además, se puede enriquecer con fruta fresca de temporada. Por ejemplo, arándanos o grosellas, fresas, manzana troceada, rodajas de plátano, mango, duraznos.

Se puede preparar una cantidad grande de muesli y guardarlo en un tarro de cristal cerrado herméticamente. De esta forma se conserva mejor y tendremos el muesli listo para consumir (las frutas frescas deberán añadirse en el momento de su consumo).
El muesli se puede consumir hidratándolo en leche, yogur o jugo. Además, se puede endulzar con miel, azúcar o canela.

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