Voz del pueblo

Voz del pueblo

El Faro

“Vox populi” es una frase conocida prácticamente por todos y que significa justamente lo que se apunta en el encabezado del presente documento. La voz del pueblo es, por definición, interpretable. Esta realidad la somete al peligro de la manipulación por parte de quien tiene la potestad de dominar los micrófonos y los foros comunes.

Esta voz general puede expresarse de múltiples maneras: escritos, panfletos, declaraciones, manifestaciones… Todas ellas indican que la población tiene su propio pensamiento y es capaz de hacerlo público ocupando su derecho de libertad de expresión.

El domingo pasado, fuimos testigos y protagonistas de una expresión muy clara de la ciudadanía. Miles de personas en decenas de ciudades salieron a las calles para manifestar sus ideas, no tanto su opinión (que suele ser mutable), al respecto del futuro del Instituto Nacional Electoral (INE). Para un servidor el tema central no es el del INE. El tema central es el dinamismo de un sector de la población con la intención de expresar su opinión sin mediación de medios, políticos o estadísticas de asistencia.

La población llevaba años sin manifestarse de esta manera y con esta participación. El miedo, el temor a la violencia, entre otros factores, sujetó a los ciudadanos en el espacio de la intimidad, cuidando mucho a quién se le hacía partícipe de las propias ideas. El dinamismo del pueblo nunca puede ser silenciado, siempre debe ser potenciado con condiciones claras y de respeto. Más allá del INE, por tanto, lo rescatable del ejercicio del domingo pasado es poder volver a ver una ciudadanía capaz de salir a las calles, sus calles, y expresar lo que piensan. Eso es incuestionable y habría que cuidarlo.

Si el ciudadano es la base de la sociedad democrática. Si la ciudadanía siempre tiene derecho a expresar su voluntad soberana. Lo que no se entiende, y habría que ser cuidadoso, es la simplificación desde las ópticas políticas de lo que los ciudadanos compartieron el domingo. No se les debe calificar, no se les debe desdeñar, no se les debe confrontar si la manifestación ha sido civilizada, ordenada y respetuosa. Esto no ha sido así.

Previo a la convocatoria, el hervidero político se ha puesto a favor o en contra, ha descalificado o calificado a su antojo. Se ha manipulado parte de la información sobre si iban a asistir unos u otros. Nuevamente, lo esencial, es plantearse qué es lo que la ciudadanía está diciendo libremente.

Con estas actitudes, lo que se está fomentando realmente es la confrontación entre partes. También lo que se consigue es inhibir la participación. También se logra emborronar el mensaje y dispersarlo.

El sentido de la palabra “autoridad” no tiene que ver con el ejercicio de poder. Tiene autoridad el que es capaz de hacer crecer a los demás desde su desempeño público. Esto sería de esperar de las personas que están en puestos de responsabilidad social. No que dividan, sino que escuchen, que organicen mesas de diálogo, que enriquezcan la realidad contando con lo que todos tienen que aportar. Excelente participación de quienes lo hicieron, pésima sensación de los políticos y de quienes desearon manipular la voz del pueblo.