Familia Política
Muchos minutos, muchas horas, muchos días y meses quedaron registrados en la consciencia, por las vivencias que trajeron consigo estos años universitarios. En las aulas de nuestra Alma Mater hallamos ejemplos de lo que no debe hacerse, mediocres personalidades que entraron al olvido, así como verdaderos arquetipos de inteligencia, íntegra conducta y calidad humana de abogados que, en las aulas, ganan a ley el honroso título de MAESTROS. Es a éstos, a los auténticos, a los que van a la universidad a dar, más que a recibir; a quienes por mandato y en nombre de mis compañeros, rindo aquí el emotivo y honesto homenaje de una generación que por sus manos pasó y que armada con la espada del pensamiento, se lanza a la conquista de la vida.
Repito, a los auténticos MAESTROS universitarios, cuyos nombres desfilan por la mente de todos: el testimonio de gratitud, afecto y respeto perennes.
Aquí, la mención especial al profesionista de profunda honradez intelectual, amistad a prueba de calumnias y espíritu universitario por encima de intrigas e incomprensiones. Su efigie apareció unánime, espontánea, cuando se pidieron al grupo propuestas para designar a esta generación ¡Muchas gracias al Licenciado Agustín Cerón Flores! ex Director de la Escuela de Derecho, por aceptar que su nombre presidiera esta ceremonia. Gracias porque al permitir nuestro homenaje, admite el compromiso de seguir sirviendo a la juventud con su ejemplo de profesional del Derecho, sin claudicaciones ideológicas, sin mercantilismo indigno.
Afirmar que vivimos en una sociedad perfecta, implicaría prescribir a los jóvenes una mansedumbre de siervos. La institución universitaria cumple su función propia, en la medida en que inculca hábitos mentales independientes y espíritu de investigación, libre de las tendencias y prejuicios del momento. Cuando la universidad fracasa en esta misión, desciende al nivel de adoctrinamiento, lo cual tiene consecuencias aún más graves, porque ahí, donde muere el pensamiento independiente, por falta de valor o por ausencia de disciplina, la mala hierba de la propaganda y el autoritarismo prolifera sin trabas. El amordazamiento de la crítica es algo mucho más grave de lo que la gente supone, lejos de crear una viva unidad de propósito en el seno de una sociedad, impone al cuerpo social una especie de insípida y frágil uniformidad.
Hay que distinguir al adoctrinamiento enajenante de la comunidad de intereses y unidad de tradiciones; el primero aniquila, las segundas, impulsan. La universidad de Hidalgo está unida en un ideal de progreso y no deberá ser utilizada como instrumento pérfido de personales ambiciones. Hoy que está actual la polémica relativa a la universidad y la política, reiteramos nuestra fe en el destino de la U.A.H. y del hoy Instituto de Ciencias Sociales, porque los sabemos inconmovibles, sólidos, fundamentados en la acción académica y ética de sus dirigentes: el caballeroso y viril Rector, Ing. Carlos Herrera Ordóñez, cuya experiencia y madurez intelectual lo garantizan, y al amigo de todos, el joven e inquieto Director de nuestra institución: Lic. Adalberto Chávez Bustos.
Quiero expresar en esta tribuna, que no es misión del abogado convertirse en adulador de tiempo completo, ni en mercader de dignidades, pero tampoco ha de ser el crítico destructivo de su tiempo. Ha de ubicar a cada quien en su nivel exacto en un determinado momento histórico.
Compañeros: que el eco de las palabras vertidas en esta noche simbólica nos acompañe para siempre; que el recuerdo de las horas compartidas anide en nuestras almas; que el manto de la fraternidad que hoy sentimos, nos cubra en cada actividad que desempeñemos.
Son testigos nuestros padres y familiares, de este emotivo acto; son testigos de nuestros firmes propósitos de triunfar en la vida, los muros del auditorio Baltasar Muñoz Lumbier, en este viejo y querido edificio; son testigos de nuestra amistad y afecto, las escalinatas románticas y legendarias; son testigos las aulas de la unidad universitaria, que ahí fuimos a alojar nuestra ignorancia e irresponsabilidad de estudiantes, nos espera un sendero de perfectibilidad que no tiene fin. Llevemos presente la inquietud por descubrir los auténticos valores, por construir una realidad más firme, por construirnos una mentalidad política que nos permita pensar con dignidad en el futuro, sin renegar del pasado que es, al fin y al cabo, historia. Vayamos confiados en el porvenir, teniendo presente la poética verdad de León Felipe: ¡El que quiera ser águila, que se levante y vuele. El que quiera ser gusano, que se arrastre y no proteste!