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“Violación a los derechos sexuales y reproductivas de niñas y adolescentes”

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“Violación a los derechos sexuales y reproductivas de niñas y adolescentes”

IGUALDAD SUSTANTIVA, EMPODERAMIENTO EFECTIVO.

Según el Consejo Nacional de Población, la tasa de fecundidad en mujeres de 15 a 19 años 2020, indica que el embarazo adolescente es una problemática altamente preocupante, dentro de los cinco primeros lugares, el estado de Coahuila ocupa el primer lugar con una tasa del 94.3 por ciento, seguido de Chiapas con el 84.8, Nayarit con 79.5, Campeche con 79.2 y Michoacán con el 77.3 por ciento.

Hidalgo ocupa el décimo séptimo lugar de 32, con una tasa de fecundidad del 68.5 por ciento, al igual que la media nacional, poniendo en alerta al estado para continuar con la disminución paulatina de esta brecha de desigualdad. En este mismo sentido y en menor proporción, otra problemática son los embarazos infantiles de 10 a 14 años.

Las causas de estas problemáticas son multifactoriales, de acuerdo con datos del Grupo Interinstitucional para la Prevención del Embarazo (GIPEA), las causas inmediatas y subyacentes se expresan en la violación sexual por los prejuicios familiares y desinformación sobre violencia sexual y desconocimiento para denunciar; el matrimonio infantil y uniones tempranas por los patrones culturales sobre la maternidad,  la falta de acceso a los derechos, la legislación permisiva y por la violencia familiar y sexual.

Otras causas son el proyecto de vida independiente por los modelos dominantes de ser mujer y madre, por personal docente y de salud poco sensibilizado; por el ejercicio no planeado de la sexualidad con los contenidos sobre sexualidad mal impartidos; por la ausencia o deficiente comunicación y afectividad, y por el insuficiente acceso a los servicios de salud.

De manera general, las causas estructurales son: desigualdad económica, social y de género, por la vulneración del estado laico, por la cultura adulto céntrica, por el marco jurídico ambiguo, por la fragmentación del sistema de salud, y por la impunidad y no aplicación de la ley. 

Estas razones explican la violación a los derechos sexuales y reproductivos en este grupo de mujeres que no deciden cómo, cuándo y con quien tener relaciones afectivas y sexuales con respeto y consentimiento, tampoco al derecho de decidir si tener o no pareja, de consentir o no el matrimonio, de poder expresar sus emociones y sexualidad, de disfrutar de su cuerpo, recibir respeto, y sobre todo de no ser sometidas a ningún tipo de violencia física, psicológica y sexual, así como al no recibir información y educación sexual.

Asimismo, a decidir cuándo y cuántos hijas e hijos, o no tener, el tiempo transcurrido entre un embarazo y otro, de no ser discriminada o recibir tratos desiguales por estar embarazada o ser madres, y en el caso de adolescentes embarazadas a seguir estudiando; a acceder a los servicios de salud y obtener atención médica que garantice una maternidad segura, y a recibir información y educación para garantizar la autonomía reproductiva y planificación familiar. 

Es por ello que se ahora se involucran a niñas, niños y adolescentes a participar para construir la estrategia nacional, que por cierto, en el proceso de diálogo y consulta han expresado que no encuentran seguridad ni confianza con sus maestros y maestras para hablar del tema, por las concepciones tradicionales que tienen, propias de una cultura de censura, dentro de otras. ¡Bien por la participación!