El poder es de Mortales, no de Dioses

El poder es de Mortales, no de Dioses

RETRATOS HABLADOS

Toda la tragedia humana se resume en la decisión de no asumir ninguna decisión, de ceder el ejercicio del poder a quien se cree puede cumplir de mejor manera esa misión y rechazar casi como reacción instintiva, participar en esa tarea que desprecia una gran mayoría con singular intensidad, pero que definirá su propio futuro y el de toda su descendencia.

Reservamos la tarea política para unos cuantos, y en esos cuantos pulula toda una fauna de personajes poco escrupulosos, plenos de soberbia y acostumbrados sobre todo a la impunidad. Confunden el ser poderosos con la certeza de que pueden hacer y ordenar lo que les venga en gana, sin ninguna consecuencia.

México vive un momento único en su historia porque ya empezó el proceso definitivo y necesario en que se quita el halo mágico que rodeaba a todo hombre o mujer que se dedica a la búsqueda irrefrenable del poder. Resulta que son simples mortales y de ninguna manera merecían los dones que de manera tan gratuita les habíamos otorgado.

Ese es un principio básico que empezamos a descubrir, y sin duda que es algo bueno, porque en el aspecto positivo nos acerca a quienes ostentan un cargo de elección popular y en el negativo, logra descubrir la realidad de quien considerábamos ser humano de excepción.

No es así y ¡qué bueno!

El profesor que vive en la casa de la esquina, el ingeniero que sale temprano a la chamba, el médico que apenas si duerme para atender sus trabajos, todos ellos tienen igual o más capacidad que cualquier encumbrado poderoso, que insiste en construirse una imagen falsa, a costa de lo que sea.

Tiempos inéditos que ya eran necesarios.

La historia tiende a cambiar. Cada día los hombres y mujeres del poder tendrán que ser más cercanos a los mortales simples, porque ha terminado el tiempo en que podían ofender, lastimar, intimidar a quien no comulgaba con sus grandes ideas, que no eran sino absurdos guiados por su malsana idea de acumular más y más poder.

Nos damos cuenta que envejecen igual que todos, se vuelven necios y poco razonables al avanzar a la vejez, y no, de ninguna manera se convierten en genios, luminarias de los que aspiran a ser como ellos.

Vivimos tiempos nuevos, y qué bueno que así sea. El uso del poder ante todo implica humildad, sentido real de compasión (es decir empatía) hacia sus semejantes. Sin estos dos elementos está perdido.

Era necesario.

Mil gracias, hasta el lunes.

jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico

@JavierEPeralta

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