OJALÁ QUE EL MURO NO SE RESQUEBRAJE

OJALÁ QUE EL MURO NO SE RESQUEBRAJE

ALFIL NEGRO

La lucha contra la corrupción que mantiene Menchaca como estandarte de su administración, es digna de considerarse y de verse con solidaridad y simpatía, porque significa finalmente darle a cada quien lo que le corresponde de acuerdo a sus méritos de trabajo y de responsabilidad, en el sentido de premio si se cumple o de castigo, especialmente cuando se falla de manera intencional para lograr recompensas en dinero, no por el trabajo sino por acciones deshonestas.

La política contra la corrupción es un muro que se levanta para frenar a los corruptos que por años y por impunidad hicieron de los cargos públicos fuentes de dinero y de privilegios, que dieron como resultado familias muy ricas, con hijos que sin saber cómo se gana el dinero, lo disfrutaron con viajes y lujos ,que en el colmo del cinismo lo lucían en redes sociales, donde daban cuenta del coche nuevo que estrenaban o del último viaje al extranjero, como si lo merecieran por trabajo honrado.

Lo peor del asunto es que se aceptaba en la opinión pública este panorama, porque esas familias eran de determinado personaje que tenía importante cargo en la administración gubernamental, lo que explicaba que fueran ricos y poderosos, no por el salario que se supone cobraban, sino por los negocios que el poder les permitía hacer y por las transas que se daban, aprovechando el cargo para beneficiar a otros transas que por esa intercesión lograban contratos y beneficios que repartían de alguna manera con el padrino funcionario.

Así fue por años y sexenios.

Era un estilo de gobernar y supuestamente de servir a los ciudadanos.

Por eso se decía que cada sexenio provocaba nuevas comaladas de millonarios, por las ganancias que se lograban con ese modo de actuar.

Súmele a este actuar de algunos funcionarios, la presencia de lidercillos que con el cuento de encabezar reclamos sociales hacían del chantaje un modo de sacar dinero, recurriendo a marchas, plantones, cierre de vías de comunicación, tomas de oficinas de acuerdo al calendario cívico que se vivía en el estado, para doblarle las manos a los gobernadores con acuerdos que siempre terminaban con dinero a favor de esas gentes.

Aparte del cuento de “usos y costumbres” que se usa para violentar la ley de acuerdo a las conveniencias y gustos de los vivos.

Y de eso sobran ejemplos lo mismo en el Valle del Mezquital que en la Huasteca, y sin duda en algunos que hasta alcaldes son.

Otros vivos para el dinero, lo fueron pero ya no, porque al parecer el mismo presidente AMLO los frenó de golpe, son las agrupaciones u organizaciones políticas que con el cuento de representar a grupos sociales, se apropiaron de esas causas para presionar a los gobiernos en busca decían de respuestas a las exigencias de sus representados, desde luego respuestas que esperaban siempre en dinero.

Es sobre todo la clase trabajadora la usada para estos movimientos, en que los campesinos fueron los usados para negociar apoyos y para lograr buenos billetes y hasta cargos de poder, pues se daban el lujo de tener alcaldes, y hasta diputados locales y federales, y ni se diga una presencia económica muy fuerte, pues cada vez crecían y lograban más con líneas de servicio de transporte, gasolineras, escuelas donde ellos decidían qué maestros entraban, pero desde luego pagados por el gobierno con el discurso de que todo se debía gracias a ellos.

Y el hombre del poder, sin poder hacer mucho, pues los “lidercillos” en este juego oscuro del poder, tenían el apoyo de algún partido político que le entraba al juego para presionar y crecer, aunque con ello se apoyara a verdaderos pillos, que lo único que buscaban era dinero.

En Hidalgo usted sabe quiénes son y cómo actuaban.

Afortunadamente, AMLO los frenó de golpe. Se acabó eso de entregarles dinero para que ellos, los “lidercillos” hicieran llegar los apoyos a los compañeros. Pegaron de gritos y se dijeron perseguidos, pero de nada sirvió, porque la llave de los dineros se cerró y no hubo más, pese a gritos y sombrerazos.

Y Menchaca mantiene esa línea de frenar a los abusivos y negociantes con sus métodos de chantajes y presiones, porque en el fondo es corrupción.

Para empezar, trece alcaldes están en la cuerda floja por corrupción, y no parece que tengan mucho futuro los dizque líderes de causas sociales, acostumbrados a chantajear al gobernador en turno. El asunto va en serio.

UN ÚNICO TEMOR

Sin embargo, en este panorama de lucha frontal contra los corruptos, en este muro que se ve sólido y fuerte, hay un temor, que se pueda cuartear y resquebrajar, porque algún funcionario caiga en la tentación del dinero fácil y meta aparte de las manos, las patas en una lucha muy buena.

No se ve que vaya a suceder, pero ya se sabe que todo es posible.

Si todos jalan parejo con Menchaca, van a rodar muchas cabezas de supuestos intocables y gente con aureola de respetables, en un momento bueno para Hidalgo.

El deseo es que el muro resista.

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