JMK: pensar es el delito

JMK: pensar es el delito

RETRATOS HABLADOS

La construcción de supuestos personajes siniestros, pero sobre todo de una narrativa que se impone entre las bases que mantienen en el poder a un personaje, ha rendido frutos constantes en la historia de la humanidad, porque si algo puede distinguir a los “hacedores” de verdades, es que ellos mismos logran auto gestionar su propia leyenda que los coloca en un nivel distinto al de los simples mortales.

Jesús Murillo Karam, ex gobernador del estado de Hidalgo y ex Procurador General de la República, fue seleccionado para dar un “escarmiento” público a lo que la nueva narrativa histórica considera arquetipo de todo lo contrario a sus mandamientos básicos, aunque en ningún momento ha podido confirmar, mucho menos comprobar, los delitos que se le achacan.

El realmontense sabía, desde el momento de su detención, que habría de cargar con la imposición de un calificativo, porque dentro del Revolucionario Institucional, al menos el que sobrevivió hasta antes de la actual dirigencia nacional, era considerado tal vez el último gran ideólogo de ese instituto político.

De sobra era conocida su habilidad como jurista e investigador, de tal modo que la fabricación de nuevas investigaciones en torno a la desaparición y muerte de 43 estudiantes de Ayotzinapa, representaba el primer paso para la pulverización del único partido que calificaba como “riesgo” al medio siglo de la Cuarta Transformación.

Porque en términos concretos si algo puede dañar a una nueva especie de teocracia muy al estilo de la 4T, es un opositor con capacidad para presentar con argumentos las ventajas de otro sistema político, alejado de la idea de que es el mismísimo Dios quien ordena obediencia ciega a su representante terrenal, al menos en México,

Murillo Karam fue detenido bajo todas las acusaciones posibles en el caso señalado, que de pronto lo presentaron ya no como un posible mal investigador, sino como responsable directo de crímenes, desapariciones y obstaculización de una justicia exigida desde los cielos.

Para estas fechas los que en su momento le rindieron fidelidad hasta la eternidad, fidelidad nunca solicitada pero sí otorgada en esos momentos por la conveniencia, le señalan como culpable porque simplemente el ser humano, la condición humana es así, justifican.

En realidad son personajes lamentables en una historia a la que no pertenecieron entonces y hoy tampoco. Su labor fue y seguirá en el plano de las conveniencias y las modas que hoy exigen odio absoluto a lo que fue el priísmo, y creencia absoluta a los nuevos cánones impuestos por el sumo sacerdote.

El ex mandatario hidalguense no merece, bajo ninguna circunstancia el trato que le han dado, y mucho menos pasar sus últimos días en una celda, sin que a la fecha se tenga la mínima noticia del proceso que se le sigue. Es parte de una elaborada estrategia para no resolver absolutamente nada en el caso de los 43, pero sí culpar a quien se ponga a ojo de tiro, y si este resulta ser la base ideológica de un priísmo ya desaparecido, mucho mejor.

Pocos han hecho pública su solidaridad hacia un personaje de la política con capacidad real para la reflexión, con un sentido cierto de lo que puede ser el nacionalismo revolucionario, y un sentido claro de la razón y ser del ejercicio del poder.

Por muchas razones, pero fundamentalmente porque pensar es una tarea vital que se ha perdido en el ejercicio político, Murillo Karam no puede ser condenado a morir en una celda, sin que exista un proceso serio y honesto sobre el que se sustente una acusación que no tiene pies ni cabeza.

Mil gracias, hasta mañana.

jeperalta@plazajuarez.MX

@JavierEPeralta

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