La CNTE dobló a Peña y a Nuño

Gran Angular     

Los hechos violentos del domingo en Oaxaca no sólo dividieron, sino que confrontaron al gabinete de Enrique Peña Nieto. La noche del domingo, en reunión de emergencia, daban seguimiento y tomaban las primeras decisiones para el control de daños, tras el enfrentamiento entre la CNTE-organizaciones sociales y las policías estatal y federal, que dejó un saldo de nueve muertos (siete de ellos por arma de fuego) y más de 100 heridos.
De un lado, inamovible, la posición encabezada por el secretario de Educación Pública, Aurelio Nuño, respaldada por su mentor, el secretario de Hacienda, Luis Videgaray: ‘mano dura’ en la aplicación de la llamada reforma educativa y diálogo hasta su explícita aceptación.
Del otro lado, la encabezada por el secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong: abrirle espacio a la política, dialogar, poner freno a la confrontación y conjurar el peligro real de un mayor derramamiento de sangre. Osorio defendía esa opción, pero ya con una fuerte carga de responsabilidad, pues de él dependen las fuerzas federales que llevaron a cabo un operativo incontrovertiblemente fallido. Sus subordinados mintieron primero al decir que los federales desplegados iban desarmados; después argumentaron una emboscada de civiles armados (lo que pudo haber ocurrido pues se confrontaban con movimientos sociales que lo son por tener una base social), hasta que finalmente aceptaron que, por esa agresión, un grupo especial de la Gendarmería, por supuesto armado, llegó al rescate pero sin disparar. De esa versión sólo se cuenta con sus dichos, mientras que hay evidencia fotográfica (que se dijo falsa hasta que los autores corroboraron su veracidad), y muestras balísticas levantadas por pobladores, que sustenta que había federales armados y disparando en Nochixtlán.
Peña Nieto finalmente se decantó por Osorio Chong y el diálogo, según se anunció ayer. Nuño, en una conferencia de prensa, era imposible que ocultara su abatimiento, tuvo que conceder lo que escatimaba. Y aunque diga que el diálogo que Osorio sostendrá esta tarde con la CNTE sólo es político, no educativo (lo que como politólogo sabe que es demagogia, pues no hay diálogo entre fuerzas confrontadas que no sea político), ya estará viendo cómo se ponen a negociación los ceses de maestros, las multas a faltistas y el encarcelamiento de los líderes.
Y todo empezó por una reforma que es más laboral que educativa. Acaso por eso, las partes no fueron capaces de aceptar desde un principio que las cosas, como estaban, ya no podían seguir así, y que los cambios requeridos podían ser consensuados.
t@RaulRodriguezC

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