Inseguridad y violencia, la divisa de un gobierno cada vez más cuestionado

NÚMEROS CLAROS

Reporteros sin fronteras han informado que de 2011 a la fecha han muerto en Siria 200 periodistas producto de la guerra que se libra ahí. La Federación Internacional de Periodistas había informado en marzo de este año que, en el mundo habían muerto desde 1990 más de 67 periodistas en ese país, que comparados con los 120 asesinados en México parecía una cifra insignificante y mostraban a nuestro país como un lugar mucho más inseguro para ejercer el periodismo que Siria o Iraq.

Sin embargo, los hechos de violencia recientes en el Istmo de Tehuantepec, Oaxaca, y la muertes del reportero Elpidio Ramos Zárate, indican que México sigue siendo tan inseguro como Siria o Iraq para ejercer el derecho a la información. El reportero, conocido bajo el seudónimo de Guillermo Parie, fue asesinado cuando cubría un asalto a una tienda.

Estos hechos de violencia en el marco de las protestas de la Sección 22 de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) y los muertos que han dejado los enfrentamientos, entre profesores y policías, de este fin de semana, muestran la fragilidad del Estado mexicano y de la gobernabilidad democrática en el país.
 
No se trata de deslindar responsabilidades entre el gobierno Federal y estatal, la responsabilidad del gobierno en México compete al poder ejecutivo, legislativo y judicial de la Federación. Si en realidad si quiere promover el crecimiento y el desarrollo del país, el gobierno federal deberá asumir su responsabilidad por la gobernabilidad democrática y participativa y, sin ello las inversiones del extranjero difícilmente llegarán al país y los empresarios  cuestionarán siempre la seguridad de sus inversiones, en un Estado donde no se respeta el derecho y cada quien ejerce la ley como la interpreta.

 La Reforma educativa ha escapado a redirigir los objetivos del sistema de educación y ponerlos acorde con las necesidades del aparato productivo del país; como lo han señalado los medios y los propios maestros de la enseñanza básica, se trata de una reforma laboral, un ejercicio para restablecer el orden en un sector donde el sindicalismo y el profesorado formó parte de uno de los brazos políticos del partido que gobernó el país durante más de 70 años.

Sin embargo, resulta absurdo suponer que el sindicalismo en el magisterio sólo tiene una representatividad o sólo deberá tener una, cuando dentro de él existen diferentes corrientes de pensamiento e intereses que implicarán distintas manifestaciones sindicales, más de las que conocemos actualmente.

La corrupción no es una particularidad de la CNTE, sus orígenes están dentro del Sindicato Nacional de los Trabajadores de la Educación (SNTE), de dónde proviene la primera. El problema es ahora, sin duda, poner orden dentro del magisterio, organizar el sistema de enseñanza desde el punto de vista administrativo, algo que nunca se hizo antes o no se quiso hacer.

La verdadera reforma educativa del país continúa pendiente; lo que implica realizar una transformación de todo un sistema de educación para ponerlo acorde con las necesidades del desarrollo del aparato productivo del país y formar los técnicos los profesionales que requieren las diferentes ramas del economía y la sociedad, que requiere una nueva industria y que requiere la propia sociedad para impulsar su desarrollo; sin ello se continuarán formando técnicos y profesionales el sistema de educación pública que no reunirán las competencias para asumir la responsabilidad es del aparato productivo y del gobierno en el país.

Un gobierno inteligente no debería esperar a que otros hechos de violencia continúen desprestigiando a México y ahuyentando la inversión extranjera, de la que espera provenga el impulso para crecer y desarrollar al país. Si continúan los hechos de violencia que ensangrentando el país, también continuarán desprestigiando una imagen de este alrededor del planeta advirtiendo los empresarios que, lejos de lo que pregunta el gobierno, México no es el mejor destino para sus inversiones.

Hay un malestar generalizado dentro de la población que va más allá de las manifestaciones en contra del asesinato de los estudiantes de ellos y napa, o en contra de la ineficiencia del gobierno para proporcionar seguridad a la población y en apoyo a las autodefensas; hay una inconformidad generalizado en todo el país, entre los ciudadanos que hoy están cuestionando al poder ejecutivo y su forma de gobernar. Si el partido que gobierna el país y el presidente Enrique Peña Nieto no hacen un diagnóstico acertado de lo que está sucediendo a lo largo y ancho de sus fronteras, las consecuencias en en 2018 serán adversas para el partido en el gobierno.

No creo que México requiera otro 1968, otro Cananea o Río Blanco, otro Ayotzinapa,  otra masacre para cambiar; pero si la injusticia y la criminalidad se entronan en el país, no habrá marcha atrás en la radicalización y unión de los ciudadanos encontrar de un gobierno incapaz de proporcionarle a los ciudadanos el bien público colectivo más transparente en todo país: la seguridad, en contra de los partidos que, ofreciendo alternancia, no representan sus intereses.

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