EL VIENTO

EL VIENTO

ALFIL NEGRO

El viento de Pachuca me gusta, me emociona,

Porque es compañero del camino,

presente cuando nacemos

Tristeza cuando partimos.

En las noches es un fantasma

que llora por nuestras calles,

es minero sin farola

allá por el Arbolito,

y niño que juega y canta

columpios del Parque Hidalgo.

El viento es un vigilante

que recorre la ciudad

y pasa por la Camelia,

por la 20 de Noviembre

y sufre en el Atorón,

reza piadoso sus salmos

a los pies de Cristo Rey

y entona las mañanitas

a San Francisco de Asís.

El viento baila huapangos

en San Felipe y Yahualica,

y canta con desenfado

canciones de don Nicandro,

y en los días de carnavales

es huehue y diablo de rojo,

y es ofrenda en el XANTOLO

y zacahuil en las mesas.

En Tula es sabio tolteca

y Atlante viendo al Xicuco,

en la mañana en Pachuca

es procesión de lamentos,

se hinca piadoso en la Villa

y es una furia en la plaza.

El viento está en los bautizos

y elegante en nuestras bodas,

baila el vals de quinceañeras

y orgulloso en graduaciones.

El viento herencia de siglos

minero en busca de plata,

canto del gran Gato Seco

y tema de estudio y gozo

de don Arturo Cabañas.

Y pienso que es este viento

el mismo de la creación,

el que sopló el padre eterno

y de barro sólo barro

surgió el rey de la creación.

Al final nos queda claro

que un día con él llegamos,

y otro día ya sin remedio

También con él nos marchamos.

El viento… siempre el viento.

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