Alfil Negro
La tradición dice que Caín mató a su hermano Abel con una quijada de burro, y si bien el libro sagrado no habla de este hecho, y sólo narra que un hermano asesina al otro, lo cierto es que el italiano Gandolfi, en una pintura alusiva a la escena, muestra a Caín con una quijada de burro con la que le arrebata la existencia a Abel; y luego, Shakespeare cita este hecho en Hamlet. Lo más seguro y que sí tiene bases en la biblia es que Caín mata a su hermano por envidia, por coraje y por despecho al verse lejos de su creador.
Lo malo del asunto es que en México esa quijada de rencor, de resentimiento, de enojo y de agresión contra los que se supone son hermanos de nación, de raza y de problemas se mantiene activa, y cada vez más gente luce en sus manos una quijada con la que agreden y lastiman a quienes caminan por sendas diferentes a las que se marcan y deciden desde las oficinas de poder.
México es un país en ese momento en que mucha gente camina con su quijada lista para golpear, por el ambiente de enfrentamiento que se vive y por la forma como se ha dividido nuestra nación, en que, o se piensa como piensan los que tienen el poder o se les lleva a la condena pública y en muchos casos a la agresión, porque parece que no se puede pensar diferente a lo que piensan los que mandan, porque se les califica poco menos que de traidores.
Sobre todo en las redes sociales, han surgido especialistas en el uso de la quijada de la condena con manifestaciones de odio en contra de los que se atreven a tener una visión diferente a la que se impone por parte de quienes tienen el bastón de mando.
A esto súmele los que tienen como encargo, o por lo menos eso se puede pensar, de lastimar con verdaderas agresiones, muchas de ellas sin sustento ni argumentos válidos, a quienes proponen otro modo de camino para el país.
Un ejemplo de lo que se pone de manifiesto en esta columna se dio ayer en la marcha por el aniversario del 2 de octubre, cuando un grupo de exaltados y con la quijada de burro en la mano insultaron y echaron de la manifestación a la periodista Denise Dresser, en el fondo porque en más de una ocasión se ha manifestado contraria a las políticas de la Presidencia de la República.
Hay mucho rencor y mucho odio en nuestra sociedad, y esto no es bueno, pues si algo se requiere por lo que se ve, es que haya unidad y trabajo de todos. Sobran las quijadas de burro y faltan manos entrelazadas.
Todo reino dividido perecerá, dice el libro santo y tiene razón, porque nada hace más daño que una comunidad dividida y enfrentada, y en esa situación parece que estamos.
El pensar diferente no nos hace enemigos, y en todo caso el ejercicio de la razón y del diálogo nos debe llevar a la solución de las diferencias, siempre y cuando se acepte que se puede tener o no la razón de acuerdo a lo que se discuta y se acuerde.
Pero insistir en que sólo tiene la razón el más fuerte, no parece buen camino.
Piénselo, no vaya a ser que tenga usted en su mano una quijada de burro lista para ser usada.