Terraza
Se ha gastado mucha tinta y se han dado muchas explicaciones de lo sucedido el pasado domingo 5 de junio en las urnas. La pregunta que prevalece es si, ¿ganó el PAN o perdió el PRI?
En lo personal me inclino por lo segundo, perdió el PRI, claro sin menospreciar el triunfo del PAN y su alianza con el PRD.
No nos deberían extrañar los resultados, pues ya se sabía en el tricolor que la gente estaba de mal humor, hasta el mismo presidente de la República lo mencionó. El buscar un solo ¿por qué sucedió?, es no querer llegar al fondo, las razones son multifactoriales y cada priista debe identificar las causas de la derrota.
La gente cansada y enojada salió a votar para expresar con su sufragio, el coraje y el hartazgo que se ha acumulado a través de los años, al ver la torpeza de sus gobernantes como, los Duarte, el de Veracruz y el de Chihuahua o Roberto Borges de Quintana Roo. Pero también por no estar viendo los beneficios de las Reformas Estructurales que no alcanzan a implementarse, porque la violencia delincuencial no cesa y porque la impunidad ha llevado a un nivel de corrupción preocupante y alarmante por no ser atendida y eliminada.
Sin duda, también es de analizar la baja aprobación del Presidente Enrique Peña Nieto que según las últimas encuestas varían entre 30 y 40 por ciento, la baja aprobación de la gestión de gobernadores, destacando Veracruz que sólo salió con un 26 por ciento de aprobación.
Aunado a todo lo anterior, se debe considerar que los priistas se tiraron mucho internamente, no lograron cerrar filas, por el contrario, llenaron de piedras el camino a tal grado, que según comentan varios priistas, muchos apoyaron a los opositores.
Todo lo contrario en el PAN, ellos decidieron hacer a un lado sus diferencias y cerrar filas. Ejemplo claro, el apoyo que brindó Felipe Calderón a Javier Corral, en otros tiempos, eso, no se hubiera visto.
El próximo año viene uno de los más importantes procesos electorales, donde se juega el padrón electoral más grande junto con Veracruz y la Ciudad de México que tiene el segundo y tercer lugar en tamaño. De perder el PRI en las elecciones del 2017 estaría en serios problemas pues ya perdió Veracruz, la ciudad de México no la tiene y complicaría mucho la elección presidencial del 2018. Además el Estado de México es la tierra de Enrique Peña Nieto y el gobernador Eruviel Ávila es uno de los aspirantes.
El año que entra también están en juego, Coahuila y Nayarit, donde Coahuila ha sido tradicionalmente priista y Nayarit se considera tierra perredista aunque había sido priista.
Por ejemplo, no se entiende o no se quiere entender lo que pasó en Oaxaca, el segundo estado con más porcentaje de la población viviendo en extrema pobreza, únicamente después de Chiapas, la administración saliente dejó un mal sabor de boca; Gabino Cué empezó su mandato con enormes expectativas y con un bono de muchos oaxaqueños que depositaron en él y su gobierno muchas esperanzas. ¿Qué pasó? Tras los seis años de gobierno, el estado incrementó en miles el número de pobres, su crecimiento es mediocre y el PIB per cápita de los oaxaqueños no llega ni a la mitad del nacional. El rezago continúa y la brecha aumenta. Y ¿qué pasó? la gente votó por más de lo mismo, sin embargo el PRI se unió y sacó adelante a su candidato.
No hay que olvidar que la gente salió a votar en una elección concurrente donde se votaba por un lado, para gobernador, por otro para presidentes municipales y por otro por el Congreso. Muchos decidieron sufragar de forma diferenciada. No necesariamente los tres cargos de elección popular se pintaron del mismo color, la diferencia fue, que en esta ocasión, hubo quienes pudieron votar hasta por tres fórmulas de distinto color.
En Hidalgo el PRI ganó por amplio margen con Omar Fayad Meneses, quien logró estructurar una campaña sin agravios, ni campañas negras y si con propuestas; la gente lo aceptó no así en la capital, Pachuca, que se perdió con el PAN que llevaba una buena candidata Yolanda Tellería.
Miguel Osorio Chong, Secretario de Gobernación había externado su preocupación porque consideraba que a nivel nacional, esta campaña había sido despiadada por la guerra sucia que se dio, sin embargo se logró que, el día de la elección se realizará con paz y tranquilidad.
Lo que la ciudadanía espera es que los partidos y sus políticos escuchen el mensaje que les mandaron. Ojala