ALFIL NEGRO
En México los políticos y los partidos no tienen la confianza de la gente, y de acuerdo a las estadísticas, sólo el 4 por ciento de la población tiene cierta credibilidad en los partidos, porque el 70 por ciento ha declarado que no les tienen confianza ,y el resto más o menos, o que de plano no les interesa con todo lo que esto pueda significar. Esto en cuanto a los personajes que sabemos y vemos que están metidos en eso que llaman política, y que a mucha gente ni le va ni le viene, porque es un concepto y una realidad confusa que debiendo ser una ciencia y una práctica de acuerdos y de servicio, lo que se ve es una práctica de abusos y de acceso a dinero que luego sin rubor alguno lo lucen con nuevos bienes, cambio de casas, coches nuevos, y un modo de vida que sólo se explica con abusos y acciones deshonestas, porque lo que ganan como salario no da para tanto.
Y desde luego quien más tiempo tenga en el poder es quien debe por lógica tener más pecados y ese partido y esos personajes son del PRI.
Puede ser una explicación del triunfo de Morena y de Obrador, porque la gente ya estaba harta de ver como políticos priistas se convertían ellos y sus familias, y a veces hasta sus amigos, en gente con mucho dinero, exhibiendo sobre todo en redes sociales viajes, ropa de marca, buenos relojes, casas muy buenas y sus hijos de la noche a la mañana se convertían en exitosísimos empresarios con ganancias evidentes de dinero y casi por regla general con estudios o por lo menos acceso a universidades en el extranjero, porque el papá tenía o tiene con qué pagar las colegiaturas que no son bajas.
Parece que la gente no se da cuenta o que ignora todo esto, pero no.
Tan se da cuenta que a la primera oportunidad real que tuvo aquí en Hidalgo dejó o fuera al PRI después de 93 años de ser el amo en el poder, y más si su propuesta de candidatura fue una manifestación de querer extender el dominio de un grupo político y de personajes que nada nuevo decían de cambio, y sí de mantener la historia de siempre.
Usted sabe el resultado: ganó Morena y perdió el PRI.
Pero si este panorama de abusos y de manejo oscuro del poder y del dinero creó ese ambiente de rechazo, se acentúa en el PRI por lo que se ve que vive este partido en este momento.
Lo que se ve que pasa en el PRI es un deterioro total, sobre todo por lo que hace su dirigencia nacional donde su presidente que le llaman Alito, con tal de evitar que lo desaforen y vaya a la cárcel, todo indica que entregó lo que queda de este partido al Presidente Obrador con su propuesta de extender hasta el 2028 la presencia del ejército en las calles como guardián del orden, lo que significa que el partido tricolor se convierte en una mascota de AMLO y deja de ser una opción para los mexicanos.
Con esta apuesta priista, o por lo menos de su dirigencia nacional, el futuro tricolor es muy oscuro y obliga a que los priistas de verdad hagan algo para salvar a su partido, porque en manos de la actual dirigencia nacional, es sólo una moneda de cambio en beneficio de algunos políticos priistas que lo que buscan es salvarse de la justicia.
La política como práctica de acuerdos y consensos sigue siendo válida y presente, pero para que viva hacen falta los políticos y por lo menos en el PRI lo que se ve es en su dirigencia nacional una actitud de venderlo para salvarse de la justicia.
Hacen falta cambios en ese partido y todo indica que se aproxima un terremoto que puede darle nuevo rumbo al priismo de México.
Lo que llama la atención es que todos los políticos justifiquen lo que hacen diciendo que lo hacen por el pueblo, no por ellos, y de esa manera tratan de ocultar sus intenciones como lo de las fuerzas armadas hasta el 2028 que propone Alito y compañía, no para salvarse de la cárcel como todo indica, sino por el bien del pueblo, dicen, en una afirmación hasta cínica.
Pero hay signos de que muchos tricolores le buscan la manera de dejar fuera de la dirigencia nacional del PRI al tal Alito y la dirigencia nacional para buscar el modo de enderezar el barco.
Y mucho de este movimiento nace y crece en Hidalgo.
