
Fue después de las once de la noche que Comisario Pantera hizo su aparición en el Centro de Extensión Universitaria (CEUNI) y no bastaron ni diez minutos de su concierto para que, en medio de las luces y coros, un Doctor Simi les fuera aventado desde el público, un hábito que se ha dado en los más recientes conciertos a nivel nacional.
Dulce González y su amigo Sergio, fueron los de la idea: “Comisario Pantera ya se merecía al Doctor Simi con un paste”. El peluche fue arreglado por ella durante dos noches: pantalón de mezclilla, chamarra negra de estoperoles y una boina confeccionada.

La banda llegó a su vida hace nueve años y no los dejó de escuchar desde ese año, incluso lleva tatuados en su cuerpo las firmas de la agrupación: “me sacaron de mi depresión, son mi banda favorita y es como la quinceava vez que los veo”.
Estos jóvenes llegaron alrededor de las ocho de la noche, pero las puertas para este concierto de rock se abrieron a las 7:30. El Doctor Simi fue paseado por ellos durante un rato, en el que personas se acercaban pidiendo verlo a detalle o para tomarle una foto.
El programa que incluía tres bandas antes de la gran presentación se retrasó como suele pasar en estos espectáculos. Primero salieron al escenario, la agrupación Lhia. El salón estaba en su mayoría vacío, se apreciaban huecos blancos entre los grupos de amigos y parejas que disfrutaban, con bebida en mano, del concierto.
Los asistentes eran jóvenes, pero sobresalía un adulto mayor con una mediana melena plateada y un estilo rockero de pies a cabeza. Las chaquetas de cuero, las chamarras de mezclilla, el color negro, las botas de combate y las medias de red fueron la ropa más repetida en el recinto.

Sala 11, la segunda agrupación, salió después de las nueve de la noche, poniendo el toque con las tradicionales mañanitas, con las que cerraron su presentación, debido al cumpleaños del vocalista.
Así como hubo grupos estáticos, algunos más se movían en busca de mercancía oficial de Comisario Pantera: desde playeras, posters y demás objetos que compraron como recuerdo, y otros más iban en busca de alcohol: cerveza, cubas, whisky y Bacardí, así como de los ya famosos azulitos.
Dracarys, un grupo formado por cuatro mujeres, salió al escenario después de las 10:00 de la noche. El lugar estaba más lleno y el ambiente comenzó a estar por los cielos, los gritos se escuchaban a tope, emocionados por los diversos covers que esta agrupación rockera tocó.
Todos bailaron, gritaron y se emocionaron cuando cantaron canciones de Panteón Rococo, y finalizaron para volver de nuevo al escenario debido a las súplicas de “Otra, otra, otra” que se gritó en coro.
Solo interpretaron una canción más para dar paso a la banda de la noche, la espera de más de dos horas concluyó con la presencia de la banda principal, siendo el centro e interpretando canciones como “Abre la ventana”, “Aire”, “Nada es fácil”, “Eramos adolescentes” “Los solitarios” “Dime lo que está pasando” “Será lo que tú quieras” e “Historia” por solo contar algunas melodías que fueron tocadas en la mágica noche en que el rock se hizo presente en Pachuca.