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Nos estamos yendo

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Nos estamos yendo

PEDAZOS DE VIDA

Todo en esta vida se reduce a que siempre nos estamos yendo, siempre estamos en tránsito. Nos vamos a la cama cuando queremos y tenemos oportunidad de dormir, nos vamos al trabajo y hacia cualquier lugar al que tengamos que ir. Llegamos a un punto fijo, y aunque creamos que estamos estáticos, en realidad, nos estamos yendo. La aplicación eterna del gerundio nunca había estado tan vigente y tan bien representada como cuando nos estamos yendo.

Cada segundo y la mínima fracción en la que se puede medir el tiempo, jamás regresa, por eso en cada segundo, en cada minuto de existencia, nos estamos yendo. También en la complejidad del pensamiento nos vamos y recordamos sucesos que ya no fueron y todo este ejercicio lo hacemos mientras nos estamos yendo, porque al mismo tiempo en que transcurre la vida también transcurre la muerte, vivimos en el engaño de una vida en la que realmente lo único que se tiene seguro es la muerte.

Vamos de un lugar a otro, entramos y salimos de un espacio a otro, nos distanciamos y alejamos mientras nos acercamos y llegamos a otros sitios o con otras personas para seguir yéndonos, no hay un descanso real, porque incluso al dormir, que es cuando menos actividad física se tiene al exterior, el tiempo continúa su camino, y el cuerpo en una fantasía de descanso se está yendo.

Al conversar cada palabra que se emite así como en cada forma que hay de comunicar, el mensaje se está yendo sea atendido o no. Lo mismo sucede con los monumentos y obras de arte, por mucha restauración que se tenga y por muchos años que acumulen, al final se están yendo, nada es perenne, todo es efímero y tiene fecha de caducidad y mientras esto sucede más personas, más animales y más cosas entran al juego de la vida que en realidad es un aprender a vivir con una muerte eterna que en cada segundo está sucediendo, porque como ya lo he dicho anteriormente, siempre nos estamos yendo.

Así, y por muy apocalíptico que se lea, nos estamos yendo. Y nos vamos desaprovechando la ilusión de estar viviendo. Avanzamos cargados de maletas que ni siquiera podemos cargar y que sólo aceleran nuestra ida, no hay forma de detener el tiempo, tampoco hay forma de detener la ida, ilusos humanos que debemos conformarnos con imaginar que tenemos una buena vida o al menos aspirar a eso mientras todo sigue yéndose sin que nos queramos dar cuenta.