Política, la buena y la mala herencia

Política, la buena y la mala herencia

RETRATOS HABLADOS

La conformación de un grupo político poderoso, en Hidalgo y todo el país, puede tener como origen la existencia de un líder autoritario que decide quién sí, y quién no, puede formar parte del mismo. Con bastante frecuencia la vida útil del equipo formado con base a las amenazas y el control absoluto de su actuar, siempre coincide con la del que se creyó iluminado, que nunca dejó creciera ninguno de sus vasallos, que en ese mismo nivel de dependencia fincaron su negro futuro.

Hay sin embargo el grupo que cobra vida a partir de que quien adquiere el mote de maestro, decidió otorgarle una libertad absoluta para labrar su carrera, y cimentó con su apoyo las cualidades que adivinó poseían, y adivinar es simplemente un término para explicar el “don” de estos “visores de la política”.

En el primer caso los resultados que obtiene el líder absoluto y poseedor único de la verdad, con frecuencia son espectaculares, porque no habrá poder humano que impida hacer realidad un proyecto ideado por el que manda, quien si bien puede escuchar consejos técnicos (algunos ni eso), sabe que al girar todo en torno a su propia existencia, cualquier complicación legal o física que le aqueje, puede dar al traste con su programa de acción. Tan pronto crece en fama y logros, tan pronto habrá de caer por la enfermedad del poder que le atacará con más fuerza si nadie le cuestiona nada.

Todo parece indicar que el hombre poderoso del Grupo Universidad es un ejemplo inobjetable de esto tipo de liderazgo, que en el caso citado transformó la Máxima Casa de Estudios de la entidad, tal vez en una de las mejores del país en materia de infraestructura, pero que, al buscar dar el paso para coronar su trayectoria con la gubernatura de Hidalgo, descubrió que, sin un equipo real, no de vasallos, es imposible la tarea.

El segundo caso puede estar personificado por dos políticos: uno ya difunto, Jorge Rojo Lugo, y otro casi retirado del escenario

Nadie, en su sano juicio, podrá negar el “ojo clínico” que ambos personajes tuvieron al momento de dar vida a un equipo de trabajo, posteriormente de índole político. Se cuentan por decenas los personajes de muy alto nivel que lograron reclutar y dejar libres para crecer, y de los que varios resultaron ser gobernadores de Hidalgo.

El hecho sin embargo es que ninguno de los que llegaron a la primera magistratura estatal lograron lo que quien los eligió: crear las bases de una generación de políticos, hombres y mujeres, con el nivel que ellos mismos tuvieron. 

Sin embargo, son muestra clara de que, cuando un verdadero líder es quien comanda este proceso, es viable la aparición de una camada de políticos con una visión amplia y real del tiempo que vive su entidad, y por lo tanto el proceso natural de participación en las lides más importantes.

Un logro fundamental es que el político obedezca a su conciencia, a sus principios, al sentido común de que el poder es efímero, apenas un soplo en la existencia humana, y que nunca, bajo ninguna circunstancia, tendrá la tentación de eternizarse de manera directa o a trasmano.

Eso, la libertad de mirar y actuar, es lo que recibe el político que tuvo un maestro como tutor, y, todo lo contrario, la esclavitud y el miedo, quien tuvo a un tirano como mentor.

Mil gracias, hasta mañana.

jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico

@JavierEPeralta

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