Conciliación

Conciliación

El Faro 

Hace poco más de una semana, la Secretaría de Educación Pública anunció que los alumnos de primaria y secundaria de determinados municipios pasaban nuevamente a modalidad virtual. El criterio era el aumento exponencial de casos de contagio del Covid-19. 

Para las fechas del anuncio, toda la actividad del curso ya se había concluido. Es por todos comentado que a finales de junio, prácticamente se han aplicado los exámenes y se han entregado calificaciones, lo que resta de tiempo en muchos de los casos se ocupa en poca cosa o en nada. Además de este factor, que se repite año tras año, también es conocido por todos que el sindicato está desde hace semanas en sus labores internas para elegir dirigentes.

Si sumamos estas circunstancias, pudiera parecer que los maestros querían dedicarse a tener vacaciones, en el primer caso; también pudiera entenderse que el gremio magisterial deseaba tener tiempo para dedicarse a sus elecciones y movimientos internos. 

El hecho es que con la noticia mencionada, los padres de familia tienen que volver a complicarse la vida. Por una parte, tienen que organizarse para dejar a los hijos con alguien para que estén seguros y atiendan las sesiones a distancia que tienen que tomar. Por otra parte, tienen que hacer equilibrios para que los niños se ocupen y no estén ociosos, con algunas implicaciones laborales. La vida sigue, y aunque los niños estén en la casa los papás tienen que seguir con su trabajo.

En México, muy poco se ha hablado sobre la necesidad de la conciliación familiar. Esta es una preocupación que ciertas sociedades tienen para que las familias disfruten tiempos de convivir y solucionar pendientes juntos. El caso más notable es procurar un tiempo vacacional en que coincidan los días de receso académico con las vacaciones laborales.

El derecho laboral mexicano no es el más avanzado del mundo. Apenas está intentando abrirse a los derechos que todo trabajador tiene de estar sindicalizado. Los tiempos de vacaciones que tiene un adulto cuando entra en una empresa son poquísimos. Tampoco hay una estructura social pensada para que los tiempos en que las mamás y papás tienen que ocuparse de sus hijos prime el cuidado de los menores sobre la productividad capitalista.

El tiempo de pandemia ya nos enseñó lo difícil que es armonizar los tiempos escolares con los laborales. Ya todos hemos vivido o hemos escuchado las agonías de los padres de familia con las reuniones de los últimos viernes de mes en las escuelas primarias y secundarias y cómo pasar a recoger a los niños sin que el jefe se moleste. Todos sabemos que los abuelos y la familia extendida, cuando se tiene, es quien sale al quite de estas necesidades. 

Si vemos todo esto, lo conocemos de tiempo atrás, sufrimos las consecuencias, ¿no podremos pensarlo mejor y organizarnos más adecuadamente por beneficio de las familias?