Los perros tienen ojos de humano

Los perros tienen ojos de humano

LAGUNA DE VOCES

Los perros tienen ojos de humano, porque quien haya tenido una mascota, sabrá que me refiero a la ternura, la bondad que nos lanzan a la cara cada vez que nos miran, la vocación de compañía que tienen, que cargan desde que nacen o desde que el día que llegaron a la casa de nuestro hijo, que de estar solo, de pronto se sintió acompañado y con la responsabilidad de llevar al parque a la niña eterna que es “Chalupa”, capaz de olvidar en minutos los malos momentos, pero incapaz de olvidar la voz de su amo, la encomienda que recibió en lugar del cielo, porque seguro hay un lugar celestial para ellos, de estar siempre al lado de quien le designaron para hacerle compañía, escucharlo en tardes de absoluta soledad, cuando es una constante se les hable, se les cuente sobre la vida.

A todos alguien les aconseja que no se encariñen con las mascotas, porque viven poco, porque si se la roban luego no hay forma de tapar el agujero que dejan en el corazón, y luego entonces lo mejor es darles cariño, aceptar sus gestos de agradecimiento, pero hasta ahí, que la existencia de por sí es complicada como para agregarle sufrimiento por un personaje que ni humano es.

Es cuando se nos quedan mirando fijo en el trance que la preocupación del diario trajinar nos agobia, y descubrimos casi con espanto, que sí, miran con sus ojos grandes con tanta paciencia al que se preocupa por lo que no puede solucionar, que caemos en la comparación fácil y no tan atinada de que parecen humanos; porque en estos tiempos del país, tan plagados de violencia sabemos, vaya que lo sabemos, que muchos que se hacen pasar por personas, de ninguna manera pueden comparar su mirar plagado de brutalidad, deslealtad y traición, con una mascota que es todo lo contrario.

Por alguna razón damos por hecho que durarán menos que nosotros. Su tiempo no es el de nosotros, y nadie podría explicar con tanta precisión la Teoría de la Relatividad, que ellos, con su locura permanente de querer estar pegados a su amo o ama, de vivir y sufrir a su lado como única y definitiva encomienda, porque no les interesa otra cosa en el mudo que cumplir a la perfección su destino, y el destino es hacer que la soledad, la mala, esa que lastima, se apodere del hogar donde llegó para ahuyentarla. Su vocación es ser compañía, oídos para los que gustan de platicarles sus cosas, niños casi bebés que no se cansan de corretear una pelota, aceptar que les pongan gorras y chalecos raros, comer cuanta cosa se atraviese en su camino, y dormirse patas para arriba a la menor provocación.

A veces, sin embargo, rompen el esquema que por tradición y designios divinos les fue dado: el amo muere primero. Entonces esperan a que regrese, a que se asome por la puerta y se muestran listos para correr a su lado, brincarle al pecho, bailar, agotarse de tanta alegría. Porque los perros no saben ocultar sus sentimientos y tampoco les interesa. Hacerlo. Son lo que son. Así que muchos son los que esperan hasta el día de su propia muerte al que se les fue antes de tiempo.

Con toda seguridad en eso nos llevan ventaja, porque saben con absoluta certeza que tienen una sola misión en la vida: cuidar a sus amos o amas, velar sus sueños, ser todo cariño si así son con ellos, y a veces incluso, soportar a dueños que poco tienen de humanos, pero que sin embargo fueron su destino.

Cuando lo del Covid, en la primera ola, a mi hijo “Chalupa” lo acompañó día y noche las semanas que estuvo en confinamiento. Me cuenta que supo que su deber era estar quieta, anotar para otras fechas sus paseos en el parque, y estar atenta al enfermo.

Aprender a querer a las mascotas es todo un arte. A ciertas personas se les da naturaleza, porque la primera exigencia es que sean lo que se dice buenas personas. A veces el mal humor las confunde, pero siempre descubren con sus ojos luminosos la mirada llena de bondad de quien los llevó a su casa, para quedarse como parte esencial de la familia.

Y lo dicho: tienen ojos de humanos, pero de buenos humanos, porque hay unos  humanos que de plano no pueden ser considerados como tal.

Mil gracias, hasta mañana.

jeperalta@plazajuarez.mx/historico/historico

@JavierEPeralta

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