ALFIL NEGRO
El descontento de los priistas de México crece a cada hora contra su dirigencia nacional que encabezan Alejandro Moreno y Presidente y Carolina Viggiano Secretaría General, hasta el grado de que como ya ocurrió en Sonora, exigen la salida de la dirigencia porque sólo han significado derrotas y ninguneo para el partido, por decisiones y medidas en las que se ignora a la militancia y se imponen los criterios de los dirigentes, muy lejos de lo que quieren y exigen los militantes.
En Hidalgo se respeta más al dirigente estatal Julio Valera que a los dirigentes nacionales, que para la elección a gobernador sólo hicieron el ridículo al imponer a su candidata, que por los resultados no era la mejor apuesta, pues perder por más de 300 mil votos es sufrir una verdadera paliza.
Que la militancia esté descontenta y frustrada es un asunto muy delicado, que no se debe ignorar, pero si a esto se suma el descontento de los priistas que tienen o han teñido cargos importantes en este partido, como ya se ve, entonces la cuestión es delicada y se debe mirar con mucho cuidado.
El malestar se ha manifestado en ex dirigentes tricolores y en legisladores actuales que no comparten las decisiones y medidas adoptadas por los dirigentes, entre ellas la búsqueda de Moreno de la candidatura para la Presidencia de la República, y una Moratoria Constitucional que decidió la dirigencia del PRI Nacional sin consultar con los priistas, que ya se ve no apoyan y califican de decisión de Moreno no del partido.
Pero es sobre todo el papel de dirigentes derrotados, porque esta dirigencia ha perdido casi todo, hasta el grado de que el PRI ya sólo gobierna dos estados: Coahuila y Estado de México, que reduce enormemente su presencia como oposición fuerte.
En Hidalgo se sigue comentando el triste papel de esta dirigencia que para asegurar la victoria llevó como candidata a la Secretaria General, con la esperanza de ganar Hidalgo, lo que al final no sucedió, pues quien triunfó fue Julio Menchaca, de Morena, para inaugurar la alternancia.
Las causas son de sobra conocidas; imposición de la candidata, ignorar al gobernador Fayad y a los priistas del estado.
El resultado indica que en respuesta los priistas del estado, ignoraron la propuesta del CEN PRIISTA.
Si queda un poco de cordura y de sentido común, los actuales dirigentes deben hacerse a un lado y dejar que entren nuevos.
Esto permitiría ideas nuevas y frescas, y mientras tanto Moreno tendría tiempo para arreglar sus asuntos legales.
No son buenos tiempos para el PRI nacional. Los resultados dicen que no hay buena conducción del partido y que urgen cambios.
Y entender que cuando se imponen caprichos, por ser los que mandan, se lo cobran los militantes con votos.
Como sucedió en nuestro estado.
