ALFIL NEGRO

EL CLIMA Y ANÍBAL

CRUZANDO LOS ALPES

 

El clima trae al país de cabeza y desde luego a nuestro estado, pues desde hace varios días la lluvia y el frío nos pega que es un contento con todas sus consecuencias.

De ahí que la información que se da sobre la situación del clima se atiende de manera completa, pues se ha aprendido que lo que dice la Comisión Nacional del Agua-CONAGUA- cuyo delegado es el ingeniero Benjamín Rico, y de manera más cercana Protección Civil cuyo titular es Miguel García Conde, son casi advertencias que no hay que echar en saco roto por todo lo que significan de conocimiento para saber qué decidir con mucha anticipación en relación con lluvias y fríos.

Antes qué capaz, como decían en mi pueblo, si acaso una mirada al cielo para ver cómo estaban acomodadas las nubes y medio predecir cómo venía el clima porque no se tenían los instrumentos como los actuales, incluídos los satélites, para saber cómo viene la situación climática.

Antes era la sabiduría popular, de la gente del campo la que permitía anticipar la situación del clima para todo el año, como las cabañuelas que de acuerdo al clima de los días de enero, se sabía cómo iba a estar el clima en los meses del año.

Era la sabiduría del campo, de la gente sencilla, pero observadora, que les permitía anticipar con notable éxito el clima para todo el año y ni qué decir de sus observaciones de las estrellas y del cielo mismo para saber cuándo iba a llover o cuándo iba haber granizo o heladas.

No había necesidad de satélites ni de otros instrumentos.

Pero eran otros tiempos.

Ahora se cuenta con instituciones que se dedican, por encargo del gobierno, a orientar a la población para enfrentar con éxito al clima y no ser víctima del mismo en sus expresiones más agresivas.

Es el crecimiento del pueblo, organizado de manera institucional.

Porque el clima ha sido a través de la historia, un factor que ha cambiado el curso de la historia y logrado que grandes acontecimientos cambien de curso.

 

Aunque el hombre finalmente, con su empeño y su coraje, ha logrado dominar el clima mismo, demostrando que si bien la naturaleza es fuerte y dominante, el hombre, con su carácter y su decisión, tiene el timón de la historia en sus manos, como el general cartaginés Aníbal, que en el año 218 antes de Cristo, le demostró al mundo que ni el más crudo invierno, ni miles de kilómetros, fueron capaces de frenarlo para llegar hasta Roma y vencer al ejército romano, esa maquinaria formidable de guerra que parecía invencible, y que él logró derrotar no una vez, sino varias por su capacidad y su astucia.

Pero vamos por partes.

Aníbal comandaba al ejército de Cartago en la Segunda Guerra Púnica contra Roma. 

Los romanos nunca pensaron que el cartaginés llevara a cabo la hazaña que la historia le canta todavía el día de hoy: atravesar con más de 50 mil hombres y 37 elefantes de guerra los Montes Pirineos y después los Alpes en pleno invierno, para caerles de sorpresa y derrotarlos.

El paso por las montañas a alturas congelantes, perdiendo más de 10 mil hombres y la casi totalidad de los elefantes, menos uno el llamado Sirio que montaba Aníbal, da idea de la hazaña.

No fue nada fácil con el clima de la nieve, pero cruzó los Pirineos y los Alpes, con algunos combates con tribus enemigas y aliadas de Roma donde perdió uno de sus ojos.

Pero al final, estuvo en suelo Romano donde venció a los ejércitos del águila imperial en las batallas de Tesino, Trebia y Tresimeno y no tomó Roma que la tenía en sus manos, por razones que no se entienden, pues la ciudad no tenía defensas.

Al final, Escipión el Africano, general romano, lo venció.

Pero esa es otra historia.

Aquí queda constancia de que el hombre es capaz de vencer al clima.

Aníbal lo consiguió y su caso lo registra la historia con enorme respeto, porque fue un logro en el que el espíritu humano se impuso a las circunstancias adversas del invierno en los Pirineos y en los Alpes.

Todo esto por el clima que estamos viviendo, que nos da aguaceros y frío casi todos los días.

No será tanto como el que sufrieron los guerreros de Aníbal al cruzar los Alpes en el 218 antes de Cristo.

Por eso la historia los recuerda con respeto y admiración.

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