Ecos del Insomnio. Vol. II

Ecos del Insomnio. Vol. II

Letras y Memorias

He querido programar mis momentos de sueño con base en horarios fijos y alarmas exactas, pero ha resultado imposible. Luego entonces, cuando creo alcanzar la fatiga y me desprendo del celular para disponerme a descansar, aparece un susurro en el oído que de manera atractiva, termina por convencerme de que algo ha quedado pendiente.

No sé qué sea. Apagar las luces de la planta baja, un pago vencido o el seguro en la puerta principal. No sé. A veces, sólo aparece esa angustia y el sentido de alerta del cuerpo se mantiene activo hasta que avanzan las horas y el amanecer casi ha llegado. 

I

Opté por no tomar café por las noches, de hecho he tenido que reducir las dosis del vital líquido debido a algunas molestias en los riñones de las cuales, Ana y Oscar, amigos míos, pueden dar fe y legalidad. Así que entonces, ya sin mi acostumbrada medida de café, supuse que esa energía y adrenalina no inteferirían con el descanso nocturno; error, menudo error. Y es que, ahora, estoy peor que antes: sin café, y además sin poder dormir bien.

II

Quise, de nuevo, jugar a inventar historias con los sonidos que la noche permite percibir, ya sea en la calle o en los puntos más distantes de mi hogar, pero creo que no ha resultado, porque ese cansancio que a la vez no es tan cansado (vamos, yo me entiendo, quiero decir que no termino por sentirme fatigado), no me permite a veces prestar atención a lo que pasa. Una de estas noches de insomnio, mi gato subió en sigilo a la cama y, por no prestar atención a los detalles, en ningún momento noté el ronroneo o sus pisadas tenues. No fue sino hasta que me contaron que se había dormido a mi lado, que supe que en efecto eso había pasado. Conclusión de esto: el insomnio no me deja notar ni mis propios latidos. 

III

He buscado una serie para hacer más llevadera la velada, y no sentirme solitario y encerrado entre esos muros. Elegí una cuyo primer episodio dura una hora, tiene un intro precioso y la primera secuencia de disparos y misterio, se rompe con la armonía de una clase de artes marciales y meditación. Avanzó el contenido pero, no logré prestar más atención al resto. Regresé al episodio y, de nuevo, me atrapó esa primera secuencia, ese contraste de acción y paz. Seguí viendo la serie pero sin realmente verla. Ojos abiertos, bien abiertos, volúmen suficiente para escuchar hasta los susurros de los personajes. Nada. Que han pasado 35 minutos de serie, y no he puesto atención a nada. Apagué el teléfono y me resigné a que, de nuevo, hoy no dormiría nada. 

¡Hasta el próximo desvelo!

Postdata: Si usted que me está leyendo, sabe de algún método, remedio o estupefaciente para conciliar el sueño, le agradeceré que me informe al respecto, o mejor aún, que decida compartir el insomnio suyo, con el mío. 

Mi Twitter: @CamaradaEslava

Mi correo electrónico: osmareslava@plazajuarez.mx/historico/historico 

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