Estética

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El Faro

La película rumano-belga-mexicana titulada La civil, que se puede ver ya en algunos de los cines de Pachuca, ganó un reconocimiento especial en el pasado festival de Cannes. Basada en un caso real, intenta dibujar la situación por la que tienen que vivir las madres y familias mexicanas ante la incertidumbre de no conocer el paradero ni el destino de uno o más de sus integrantes. 

Desde hace mucho tiempo, allá por los 60 o 70 del siglo pasado, con las turbulencias de la vida política, militar y social que se vivieron en Latinoamérica, se anunció que en donde no existe la ética sobrevive la estética. La canción protesta y el arte de compromiso fueron capaces, aun bañados en sangre, de expresar el sentir del pueblo humilde y de la ciudadanía ante los atropellos de los poderosos en todos los sentidos.

En la actualidad sucede algo parecido con nuestro país. La confianza en la aplicación de justicia, en la limpieza del sistema político, en la moralización (en sentido orteguiano-zubiriano) de la realidad no es suficiente para levantar el peso de los números de nuestra vida.

La civil se centra como ya hemos dicho más arriba, en uno de los más de 100,000 casos registrados de personas desaparecidas en México. Refleja la situación de lo más de 52,000 cuerpos y restos biológicos que están en los SEMEFOS y no están identificados. Da expresión del dolor contenido y comprimido de decenas de miles de familias rotas por el dolor, la injusticia y la desesperación. 

Hay una manera de vida, sabida por todos y escondida entre todos, en nuestro México que flota en la liquidez del sufrimiento. Si no nos toca no existe. Es un modo de operar en la realidad que va más allá de las leyes y de las normas éticas. La existencia del mexicano, como barco a la deriva, sobrevive como puede en este medio hostil y cruel. Guillermo Arriaga, con su libro Salvar el fuego, premio Alfaguara 2020, intenta reproducir estas formas de vivir y de actuar. En medio de la oscuridad al estar viviendo lo que no se quiere vivir, un pequeño destello de normalidad y de felicidad supone la única opción de salvación personal.

Estas dos obras reconocidas en lugares extranjeros al nuestro comparten y liberan algo de la realidad con sus aderezos de dolor y miedo. Nuevamente de afuera nos viene el impulso para tomar aire y seguir adelante con la vida. El vernos reflejados en esas historias ficticias, pero no tanto, aligera la carga del tener que levantarse a diario. Una mamá real que vive en la misma realidad que la protagonista de la película declaró que cada mañana solamente se levanta con deseo de morir o de matar.

El arte aclara las ideas, humaniza a las personas, es capaz de liberar profundas cargas emocionales de la vida. El arte puede auxiliarnos a reconocer y reconocernos en él con la intención de poder vivir un poco mejor.

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