CINE DE HOY
Desde sus inicios, los estudios Pixar fueron sinónimos de calidad e inteligencia. Cualquier cinta que tuviera el sello tenía la garantía de ser de buena manufactura, pero al ser adquirida por Disney, la calidad menguó y la estrategia varió. Ahora, sus últimos estrenos se dan en su plataforma de manera exclusiva, pero en honor a la verdad, no son tan buenos como los primeros.
Ese es el caso de Turning Red, una cinta de Domee Shi, basada en un guión de la propia realizadora, Julia Cho y Sarah Streicher, que narra la historia de Meilin (Rosalie Chang) una niña de 13 años que vive felizmente con sus padres en un templo donde se venera a los pandas rojos.
Lo que ignora la niña es que debido a una maldición familiar, ella se convertirá en uno de esos animales, cuando se enoja o se emociona en demasía.
Sus padres le explican que, para evitar que eso ocurra, deberán efectuar una ceremonia, similar a la que se sometieron su madre y su abuela.
Lo malo para ella es que se siente ligada al Panda rojo, que le ha permitido ser popular con sus tres mejores amigas.
Se trata del primer largometraje de Shi, quien ya había dirigido varios cortos de Pixar, y eso se nota mucho en la concepción de los personajes, que a ratos parecen extraídos de las caricaturas japonesas.
Becoming red resulta pues una animación con una temática original, que puede verse como un filme de crecimiento y madurez, pero que difícilmente alcanza la calidad de otros trabajos del estudio.
