
Letras y Memorias
¿Qué nos resulta imposible, complicado? Puede que muchas cosas, porque incluso lo que en ciertas etapas ha sido liviano, de repente se torna fangoso y pesado.
¿Qué es imposible? Nada, al parecer; o todo, si así lo queremos ver. Al final, depende de qué tan pesada resulta la carga, el que nosotros decidamos avanzar con fuerza, o tomemos un respiro para recuperar el ánimo perdido.
Vamos por esta vida sorteando obstáculos, como si de una carrera espacial se tratase todo; como si esa nave tipo X-Wing eludiera los disparos de un inquisidor que busca a toda cos derribarnos y reclamarnos como trofeo. De eso trata a veces la vida: de correr y buscar el asteroide o planeta más cercano en donde, tras recobrar energías, uno entonces se levante y diga: “Soy uno con la Fuerza, y la Fuerza me acompaña”, y luego tomemos nuestro cuerpo acongojado y le demostremos que pese a todo, siempre hay esperanza en que nada ha terminado, y nada está dicho aún.
La Fuerza nos acompaña siempre, a dondequiera que vayamos, ahí está, presente en todos esos detalles que solemos ignorar. Está en las brisas suaves del viento que nos anuncian que, alguien cuyo camino se separó del nuestro antes de tiempo, aún toma nuestra mano y sostiene nuestro espíritu incluso cuando sentimos que las piernas flaquean.
La Fuerza es esa consciencia que va más allá de la nuestra, y que permite el cambio en las estaciones del año, el amor y el gozo; permite la lluvia cuando se encuentra árida la tierra y da luminosidad a las estrellas que van por la galaxia contando historias sobre el pasado y lo que depara el futuro. La Fuerza es ese algo que nos brinda vida incluso después de la muerte.
Y es que, sin importar qué pase o haya sucedido, podemos sabernos dichosos de que la Fuerza siempre estará, de que permanece y muta… sí, la Fuerza crea y destruye; pero también transforma las lágrimas en sonrisas y fe, la oscuridad en luz y el frío en calor, todo como si de un gran ente pleno de sabiduría se tratase.
A estas alturas, puede que incluso no hayamos entendido del todo cómo funciona ella dentro de la vida o la existencia humana pero, no se necesita entender, sino sentir, apreciar esa presencia mística que todo brinda, y todo compone perfectamente, no importa cuán roto se encuentre esto o aquello.
Y sí, puede que hoy, quizás estemos como esa grieta de la pared o como el cráter de la calle por la que andamos a diario, puede incluso que el pecho esté convertido en cenizas… pero así como esas señales antes no estaban, en el futuro cercano tampoco estarán, porque un toque amoroso de la Fuerza, habrá de sanarnos y de recordarnos que incluso si no la vemos, ella está, y nunca nos dejará de brindar la paz y el equilibrio, que hoy necesitamos.
¡Hasta el próximo jueves!
Postdata: Lo que hoy duele, pronto pasará, y el abrazo que hoy buscamos, mañana la Fuerza nos lo brindará. Con cariño, para Kari…
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